
El hombre y la mujer fueron creados a la imagen de Dios: « Y Dios dijo de nuevo », y Dios dijo de nuevo: « Y Dios pasó a decir: “Hagamos [al] hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra”. Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra » (Génesis 1:26-28). Fue a la imagen espiritual de Dios que fueron creados, es decir, con la habilidad divina de « crear » vidas (en su caso, la procreación), al tener hijos, pero también para administrar la tierra, la vida vegetal, la vida animal y la vida humana, todo con la ayuda de Dios. La acción del hombre y de la mujer sería a la imagen de Dios, imbuida de amor y sabiduría (1 Corintios 13:1).
De manera más precisa, ¿cómo entender que el hombre y la mujer (el Hombre espiritual) serían la imagen de Dios en el planeta Tierra? El Hombre espiritual tendría el papel de « dios », como si Jehová hubiera estado directamente en la tierra para hacer su voluntad. Volviendo a las principales orientaciones de Dios para la administración de la Tierra por parte del Hombre, hay dos principales:
– La creación de nuevos seres humanos por la procreación entre un hombre y su mujer, unidos en los lazos sagrados del matrimonio divino y así como la educación de aquella descendencia: « Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra ».
– La segunda gran orientación divina, para la misión de los humanos, con relación a la Tierra, sería la de “sojúzguenla”: « Tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra ». Es la administración del reino de los animales salvajes y domésticos, con todo lo que esto incluye, a saber, la administración de los territorios y sus recursos, para los humanos y los animales salvajes y domésticos.
Aquellas dos grandes orientaciones administrativas de la Tierra podrían haber sido realizadas directamente por Dios. Sin embargo, Dios quiso y quiere que el Hombre Espiritual sea el representante de Dios o la imagen del dominio amoroso de Dios sobre el planeta Tierra. En consecuencia, el hombre y la mujer tendrían el papel de la imagen de Dios en la tierra para los niños por nacer que deberían honrar a su padre y a su madre que les habrán dado la vida y administrar el reino animal que estaría sujeto a ellos, como uno naturalmente se somete a Dios, la fuente de vida.
Para mostrar claramente que el hecho de que Dios delegue ciertas misiones a sus criaturas inteligentes, asignándoles la función de « dios », como representante a su imagen, tomemos el ejemplo de Moisés y Aarón que tuvieron que presentarse ante el faraón de Egipto. He aquí lo que está escrito: “Así que Jehová le dijo a Moisés: “Mira, te he hecho como Dios para el faraón, y tu propio hermano Aarón llegará a ser tu profeta. Tú le repetirás a tu hermano Aarón todo lo que yo te mande, y él será quien hable con el faraón. Al final, el faraón dejará salir de esta tierra a los israelitas »” (Éxodo 7:1,2) Vemos en este texto que Jehová comisionó a Moisés para que fuera « Dios » y en relación a su misión.
Otro ejemplo con respecto a algunos humanos ejerciendo la función que normalmente corresponde a Dios, la de juzgar, he aquí lo que está escrito en el Salmo 82:6: « Yo he dicho: ‘Ustedes son dioses, todos ustedes son hijos del Altísimo ». Además, Jesús habló de este texto en Juan 10:34, para mostrar que si está escrito en la Biblia (la Ley), el mismo hecho de que Jesús se designara a sí mismo como Hijo de Dios, de ninguna manera es una blasfemia (Juan 10:34-36).
Asimismo, el Hombre espiritual que administrará la Tierra, en el futuro paraíso terrestre, tendrá la función de « Dios », reflejando la imagen amorosa de su soberanía sobre los humanos, y sobre el reino animal y así como para la administración razonable de los recursos naturales de la tierra. Así, el hecho de que el Hombre sea a la imagen de Dios significa que en ciertos aspectos de sus misiones encomendadas por Dios, el Hombre tendrá el papel de « dios », sin usurpar, por supuesto, la persona misma de Dios: « Mantengan esta misma actitud mental que tuvo Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no pensó en quitarle el lugar a Dios y hacerse igual a él” (Filipenses 2:5,6).
La vida es sagrada
Dado que el hombre y la mujer son a imagen espiritual de Dios, el homicidio voluntario, incluso involuntario, es un pecado contra la imagen espiritual de Dios. Cualquiera que cause la muerte de otro ser humano, desde un punto de vista expiatorio, debe pagarlo con su propia vida. Esto es lo que Jehová Dios dejó en claro a Noé y su familia, después del diluvio, al salir del arca: « Y, además de eso, su sangre de sus almas la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre » (Génesis 9:5,6).
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El Hombre Espiritual y el Hombre Físico
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