
El mundo ha sido víctima de una experimentación mundial con un químico que fue inyectado por motivos basados en una afirmación falsa. Pfizer no habría probado la efectividad de sus vacunas sobre la transmisión del virus. Sin embargo, muchos pastores cristianos han presionado a las ovejas de su congregación para que se las inyectaran, basándose en aquella falsa afirmación de la « vacuna » que evitaría la transmisión del virus. Aún más grave, se ha ejercido esta presión sobre jóvenes que en su mayor parte no estaban en peligro si no se inyectaran.
Decenas de miles de personas murieron como resultado de esta inyección experimental. Millones de personas en todo el mundo han tenido secuelas extremadamente graves como resultado de esta inyección experimental. ¿Y qué decir de este exceso de mortalidad observado en los últimos tiempos, incluso entre los jóvenes? Sin embargo, para menospreciar la gravedad de las secuelas, algunos analizan la situación en términos de estadísticas… Pero para Jehová Dios, la muerte de un solo ser humano inocente no es de ninguna manera una « estadística »… En en otras palabras, si un pastor cristiano animara tal inyección experimental, a la escala de la congregación de la cual sería responsable ante Jehová Dios y Jesucristo, y que esto hubiera causado graves secuelas, hasta la muerte de una sola de sus ovejas, ¿en qué situación se encuentra aquel hombre, ante Dios y su Hijo?
He aquí lo que podemos leer en Deuteronomio, concerniente el hallazgo del cuerpo de un hombre muerto en el campo: « En caso de que se halle a alguien que haya sido muerto en el suelo que Jehová tu Dios te da para tomar posesión de él, caído en el campo, y no se haya llegado a saber quién lo hirió mortalmente, tus ancianos y tus jueces entonces tienen que salir y medir de allí hasta las ciudades que están todo en derredor del que haya sido muerto; y tiene que resultar ser la ciudad más cercana al que haya sido muerto. Y los ancianos de esa ciudad tienen que tomar una ternera de la vacada con la cual no se haya trabajado, que no haya tirado en un yugo; y los ancianos de aquella ciudad tienen que conducir la ternera abajo a un valle torrencial abundante en agua en el cual comúnmente no se haya arado ni sembrado, y tienen que quebrar la cerviz a la ternera allí en el valle torrencial. Y los sacerdotes, los hijos de Leví, tienen que acercarse, porque ellos son los que Jehová tu Dios ha escogido para que le ministren y para que bendigan en el nombre de Jehová, y por la boca de quienes debe ponerse fin a todo litigio sobre todo acto violento. Entonces todos los ancianos de aquella ciudad que se hallen más cercanos al que haya sido muerto deben lavarse las manos sobre la ternera, cuya cerviz habrá sido quebrada en el valle torrencial; y tienen que responder y decir: ‘Nuestras manos no derramaron esta sangre, ni la vieron [derramar] nuestros ojos. No lo cargues en la cuenta de tu pueblo Israel, a quien redimiste, oh Jehová, y no pongas la culpa por sangre inocente en medio de tu pueblo Israel’. Y no debe cargarse en la cuenta de ellos la culpa de sangre. Y tú… tú eliminarás la culpa por sangre inocente de en medio de ti, porque harás lo que es recto a los ojos de Jehová” (Deuteronomio 21:1-9).
Para Jehová Dios y el su Hijo Rey Jesucristo, la muerte de una sola de sus ovejas congregacionales no es nada de poca importancia, según Deuteronomio 21:1-9. Conviene, que en cada congregación cristiana, los pastores hagan su examen de conciencia, acerca de este asunto y saquen las consecuencias… ¿Cumplen, sí o no, aún las condiciones de pastores cristianos (Leer 1 Timoteo 3:1- 7)?
Código de Núremberg – 1947
1- Es absolutamente esencial el consentimiento voluntario del sujeto humano. Esto significa que la persona implicada debe tener capacidad legal para dar consentimiento; su situación debe ser tal que pueda ser capaz de ejercer una elección libre, sin intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño, coacción u otra forma de constreñimiento o coerción; debe tener suficiente conocimiento y comprensión de los elementos implicados que le capaciten para hacer una decisión razonable e ilustrada. Este último elemento requiere que antes de que el sujeto de experimentación acepte una decisión afirmativa, debe conocer la naturaleza, duración y fines del experimento, el método y los medios con los que será realizado; todos los inconvenientes y riesgos que pueden ser esperados razonablemente y los efectos sobre su salud y persona que pueden posiblemente originarse de su participación en el experimento. El deber y la responsabilidad para asegurarse de la calidad del consentimiento residen en cada individuo que inicie, dirija o esté implicado en el experimento. Es un deber y responsabilidad personales que no pueden ser delegados impunemente.
2 – El experimento debe ser tal que dé resultados provechosos para el beneficio de la sociedad, no sea obtenible por otros métodos o medios y no debe ser de naturaleza aleatoria o innecesaria.
3 – El experimento debe ser proyectado y basado sobre los resultados de experimentación animal y de un conocimiento de la historia natural de la enfermedad o de otro problema bajo estudio, de tal forma que los resultados previos justificarán la realización del experimento.
4 – El experimento debe ser realizado de tal forma que se evite todo sufrimiento físico y mental innecesario y todo daño.
5 – No debe realizarse ningún experimento cuando exista una razón a priori ( » a priori » conocimiento que es independiente de la experiencia) para suponer que pueda ocurrir la muerte o un daño que lleve a una incapacitación, excepto, quizás, en aquellos experimentos en que los médicos experimentales sirven también como sujetos.
6 – El grado de riesgo que ha de ser tomado no debe exceder nunca el determinado por la importancia humanitaria del problema que ha de ser resuelto con el experimento.
7 – Se debe disponer de una correcta preparación y unas instalaciones adecuadas para proteger al sujeto de experimentación contra posibilidades, incluso remotas, de daño, incapacitación o muerte.
8 – El experimento debe ser realizado únicamente por personas científicamente cualificadas. Debe exigirse a través de todas las etapas del experimento el mayor grado de experiencia (pericia) y cuidado en aquellos que realizan o están implicados en dicho experimento.
9 – Durante el curso del experimento el sujeto humano debe estar en libertad de interrumpirlo si ha alcanzado un estado físico o mental en que la continuación del experimento le parezca imposible.
10 – Durante el curso del experimento el científico responsable tiene que estar preparado para terminarlo en cualquier fase, si tiene una razón para creer con toda probabilidad, en el ejercicio de la buena fe, que se requiere de él una destreza mayor y un juicio cuidadoso de modo que una continuación del experimento traerá probablemente como resultado daño, discapacidad o muerte del sujeto de experimentación.
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El Hombre Espiritual y el Hombre Físico
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Lista (en inglés) de más de setenta idiomas, con seis artículos bíblicos importantes, escritos en cada uno de aquellos idiomas.
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