
En la introducción de su carta, Judas menciona que es el hermano de Santiago, lo que significa que también es un hermano menor de Jesús: « Judas, esclavo de Jesucristo, pero hermano de Santiago, a los llamados que son amados en relación con Dios el Padre y conservados para Jesucristo: Que misericordia y paz y amor les sean aumentados » (Versículos 1 y 2 ; Mateo 13:55 « ¿No se llama su madre María, y los hermanos de él Santiago y José y Simón y Judas? »).
El objetivo de su carta es denunciar la infiltración en la congregación cristiana, de individuos maliciosos, con comportamientos dudosos que pervierten la pureza espiritual requerida por Dios y su Hijo Jesucristo: « Amados, aunque estaba haciendo todo esfuerzo por escribirles acerca de la salvación que tenemos en común, se me hizo necesario escribirles para exhortarlos a que luchen tenazmente por la fe que una vez para siempre fue entregada a los santos. 4Mi razón es que se han metido disimuladamente ciertos hombres que desde hace mucho han estado señalados por las Escrituras a este juicio, hombres impíos, que tornan la bondad inmerecida de nuestro Dios en una excusa para conducta relajada, y que demuestran ser falsos a nuestro único Dueño y Señor, Jesucristo » (versículos 3,4).
Jesucristo profetizó la infiltración de aquellas personas que pretienden ser cristianas, en su ilustración sobre la semilla del trigo sembrado por él, y la mala hierba sembrada por Satanás el diablo (Mateo 13:24-30,36-43). Esta infiltración de individuos malos comenzó muy pronto después de la fundación de la congregación cristiana. Por ejemplo, el apóstol Pablo ya había mencionado la presencia de individuos que comenzaban a maltratar al rebaño, haciéndose pasar por apóstoles superfinos (2 Corintios Capítulo 11). En aquel entonces, los apóstoles impedían en gran parte este proceso al denunciar la presencia de aquellos hombres maliciosos. Pero como Jesucristo lo anunció en su ilustración profética, después de la muerte de los apóstoles, la infiltración de aquellos individuos se intensificaría, por el hecho de Satanás, el diablo, y durante varios siglos: « Yo sé que después de mi partida entrarán entre ustedes lobos opresivos y no tratarán al rebaño con ternura, y de entre ustedes mismos se levantarán varones y hablarán cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí » (Actas 20:29,30).
Actualmente, las congregaciones cristianas del mundo están compuestas por el trigo sembrado por Jesucristo, cristianos que se esfuerzan sinceramente por hacer la voluntad de Dios, con un espíritu de amor fraternal: « Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí » (Juan 13:34,35). Por otro lado, hay también en las congregaciones cristianas, malos esclavos mencionados por Jesucristo que maltratan a sus coesclavos cristianos y que se portan como tiranos o dictadores: « Mas si alguna vez aquel esclavo malo dijera en su corazón: ‘Mi amo se tarda’, y comenzara a golpear a sus coesclavos, y comiera y bebiera con los borrachos inveterados, vendrá el amo de aquel esclavo en un día que no espera y a una hora que no sabe, y lo castigará con la mayor severidad y le asignará su parte con los hipócritas. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes » (Mateo 24:48-51).
Algunas de aquellas personas maliciosas « tornan la bondad inmerecida de nuestro Dios en una excusa para conducta relajada », diciendo que Dios es tan bueno, sea cual sea lo que se haga de mal, perdonará porque es amor. La conducta relajada alude a los frutos de la carne mencionados por el apóstol Pablo: « Ahora bien, las obras de la carne son manifiestas, y son: fornicación,inmundicia, conductarelajada, idolatría, práctica de espiritismo, enemistades, contiendas, celos, arrebatos de cólera, altercaciones, divisiones, sectas, envidias, borracheras, diversiones estrepitosas, y cosas semejantes a estas. En cuanto a estas cosas, les aviso de antemano, de la misma manera como ya les avisé, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios » (Gálatas 5:19-21). Aquellos que practican los frutos de la carne no obtendrán vida eterna (1 Corintios 6:9,10).
El apóstol Pablo mostró cómo aquellos pecadores voluntarios demuestran ser falsos a Jesucristo, quien sacrificó su vida en la tierra por la salvación eterna de los humanos: « Porque es imposible tocante a los que una vez por todas han sido iluminados, y que han gustado la dádiva gratuita celestial, y que han llegado a ser participantes de espíritu santo, y que han gustado la excelente palabra de Dios y los poderes del sistema de cosas venidero, pero que han caído en la apostasía, revivificarlos otra vez al arrepentimiento, porque de nuevo fijan en un madero al Hijo de Dios para sí mismos y lo exponen a vergüenza pública » (Hebreos 6:4-6).
« Deseo recordarles, a pesar de que saben todas las cosas de una vez para siempre, que Jehová, aunque salvó a un pueblo de la tierra de Egipto, después destruyó a los que no mostraron fe. Y a los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día. Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas —después que ellas de la misma manera como los anteriores hubieron cometido fornicación con exceso, e ido en pos de carne para uso contranatural— son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno » (versículos 5-7).
Judas recuerda que el hecho de que Jehová Dios librara a su pueblo de Egipto, no lo eximió de rendir cuentas de su mala conducta. Por ejemplo, poco después de que el pueblo saliera de Egipto, cuando estaban al pie del Monte Sinaí, hicieron un becerro de oro. Dios castigó severamente a los responsables de este pecado grave de idolatría (Éxodo capítulo 32). Judas después alude al comportamiento rebelde, de las criaturas espirituales. Los ángeles en los cielos que tomaron la forma humana, sin autorización divina. Bajaron a la tierra para tener relaciones sexuales con las mujeres, lo que constituían una conducta inmoral y contrario a la naturaleza (Génesis 6:1-8). Con respecto al relato del juicio y la destrucción de Sodoma y Gomorra, Judas recuerda que esto sucedió debido a una conducta vergonzosa y repugnante de aquellos habitantes depravados (Génesis capítulo 19:1-29). El fuego eterno alude a la destrucción por fuego y azufre de Sodoma y Gomorra, lo que ilustra una destrucción definitiva de los habitantes debido a su mala comportamiento.
« De igual manera, no obstante, estos hombres, también, entregados a sueños, están contaminando la carne y desatendiendoel señorío y hablando injuriosamentede los gloriosos. 9Pero cuando Miguel el arcángel tuvo una diferencia con el Diablo y disputaba acerca del cuerpo de Moisés, no se atrevió a llevar un juicio contra él en términos injuriosos, sino que dijo: “Que Jehová te reprenda”. 10Sin embargo, estos hombres están hablando injuriosamente de todas las cosas que realmente no conocen; pero en cuanto a todas las cosas que sí entienden naturalmente como los animales irracionales, en estas cosas siguen corrompiéndose » (versículos 8-10).
El arcángel Miguel es obviamente el ángel que iba a venir a la tierra como Jesucristo. Arcángel significa jefe de los ángeles. En Apocalipsis 19:11-21, en la descripción del Rey Jesucristo, en el versículo 14, está escrito: “También, los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos, y estaban vestidos de lino fino, blanco y limpio”. Este texto demuestra que es el Rey Jesucristo quien es la cabeza de los ejércitos celestiales, el arcángel. En Mateo 25:31, Jesucristo anuncia que poco antes de la gran tribulación, vendrá a juzgar a las naciones: “Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono ». La expresión « y todos los ángeles con él », muestra que tiene toda autoridad, como jefe de los ángeles o arcángel Miguel. En 1 Tesalonicenses 4:15-17, está escrito que Jesucristo usará la voz de un arcángel para resucitar a los muertos: « Porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero » (1 Tesalonicenses 4:16). Por lo tanto, no hay duda de que el líder de los ángeles, Miguel, es el Rey Jesucristo.
La información dada por Judas acerca de la discusión entre el arcángel Miguel y Satanás, el diablo es raro, porque no hay registros en las Santas Escrituras de tal evento relacionado con el entierro del cuerpo de Moisés. Es probable que fuera Jesucristo resucitado quien dio esta información, cuando todavía estaba en la tierra. En 1 Corintios 15:7, se escribe que Jesucristo resucitado apareció a su hermano menor Santiago. No hay razón para pensar que no apareciera también a Judas y a sus otros hermanos y hermanas. El hecho de que Pablo solo mencionara a Santiago probablemente se deba al hecho de que era el más conocido (entre sus hermanos) por todas las congregaciones cristianas (en Hechos 15, se menciona que el discípulo Santiago (hermano de Jesús) fue quien presidió el Concilio de Jerusalén). Probablemente, fue durante esta aparición, al conversar con Judas y Santiago (y tal vez con sus otros hermanos y hermanas), que Jesucristo hubiera podido dar esta información.
La sustancia de la enseñanza de este ejemplo dado por Judas, es que, si el arcángel Miguel no se atrevió a pronunciar palabras de juicio hacia Satanás, del mismo modo, no hay que hablar injuriosamente contra los miembros de la congregación cristiana, particularmente contra los administradores o responsables del rebaño (desatendiendo el señorío y hablando injuriosamente de los gloriosos), incluso si pudiera justificarse (como lo era, en el caso en contra de Satanás el diablo). Si un cristiano tuviera que ser víctima de una injusticia (según él (probado o no)) y que aquello no pudiera resolverse en el marco de una comunicación saludable, entonces es aconsejable confiar en la justicia de Dios y la de su Hijo Jesucristo, que, por cierto, se cumplirá, pero más tarde. Mientras tanto, lo más sabio es soportar el mal, manteniéndose callado, esperando a Jehová Dios: « Bueno es que uno espere, aun callado, la salvación de Jehová » (Lamentaciones 3:26). « Pero en cuanto a mí, por Jehová me mantendré vigilante. Ciertamente mostraré una actitud de espera por el Dios de mi salvación. Mi Dios me oirá » (Miqueas 7:7; Isaías 66:5).
Aquellos que persistirían en murmurar dentro de la congregación, manifestarían una sabiduría terrenal, animal y demoníaca: « Sin embargo, estos hombres están hablando injuriosamente de todas las cosas que realmente no conocen; pero en cuanto a todas las cosas que sí entienden naturalmente como los animales irracionales, en estas cosas siguen corrompiéndose » (versículo 10). El discípulo Santiago, su hermano, enseñó una idea similar para exhortar a que hubiera un espíritu de paz dentro de la congregación: « Pero si ustedes tienen en el corazón amargos celos y espíritu de contradicción, no anden haciendo alardes y mintiendo contra la verdad. Esta no es la sabiduría que desciende de arriba, sino que es la terrenal, animal, demoníaca. Porque donde hay celos y espíritu de contradicción, allí hay desorden y toda cosa vil. Pero la sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones por parcialidad, sin ser hipócrita. Además, en cuanto al fruto de la justicia, su semilla se siembra en condiciones pacíficas para los que están haciendo la paz » (Santiago 3:14-18).
El discípulo de Judas continúa denunciando el mal comportamiento de aquellas personas infiltradas en la congregación cristiana y que murmuran constantemente, dando otros ejemplos de la historia bíblica: « Ay de ellos, porque han ido en la senda de Caín, y por la paga se han precipitado en el curso erróneo de Balaam, y han perecido en el habla rebelde de Coré! 12 Estos son las rocas escondidas bajo agua en sus fiestas de amor mientras banquetean con ustedes, pastores que se apacientan a sí mismos sin temor; nubes sin agua llevadas de acá para allá por los vientos; árboles a finales del otoño, [pero] sin fruto, que han muerto dos veces, que han sido arrancados de raíz; 13 olas bravas del mar, que lanzan como espuma sus propias causas de vergüenza; estrellas sin rumbo fijo, para las cuales la negrura de la oscuridad permanece reservada para siempre. 14 Sí, también profetizó respecto de ellos Enoc, el séptimo [en línea] desde Adán, cuando dijo: “¡Miren! Jehová vino con sus santas miríadas, 15 para ejecutar juicio contra todos, y para probar la culpabilidad de todos los impíos respecto a todos sus hechos impíos que hicieron impíamente, y respecto de todas las cosas ofensivas que pecadores impíos hablaron contra él”. 16 Estos hombres son murmuradores, quejumbrosos respecto a su suerte en la vida, que proceden según sus propios deseos, y su boca habla cosas hinchadas, a la vez que están admirando personalidades en el interés de su propio provecho » (versículos 11-16).
El primer ejemplo de mal comportamiento es el de Caín. Está escrito en el relato de Génesis que Caín tuvo celos de su hermano. En las circunstancias, Jehová Dios le advirtió que no persistiera en aquellos celos asesinos: « Por lo cual Jehová dijo a Caín: “¿Por qué estás enardecido de cólera, y por qué se te ha decaído el semblante? Si te diriges a hacer lo bueno, ¿no habrá ensalzamiento? Pero si no te diriges a hacer lo bueno, hay pecado agazapado a la entrada, y su deseo vehemente es por ti; y tú, por tu parte, ¿lograrás el dominio sobre él? » (Génesis 4:6,7). Sin embargo, Caín no tuvo en cuenta la advertencia divina y asesinó a su hermano Abel (Génesis 4:8).
El segundo ejemplo de mal comportamiento es el de Balaam. El rey de Moab, Balac, había contratado al profeta Balaam, por un salario, para que maldijera al pueblo de Dios. Mientras Balaam iba de camino al rey de Moab, Jehová Dios le advirtió que no persistiera en esta misión. Sin embargo, las palabras de Balaam fueron desviadas por Dios y se convirtieron en bendiciones para el pueblo de Israel. Pero Balaam dio un consejo craso para hacer tropezar al pueblo de Israel para que cometiera un pecado que obligara a Dios a castigarlo: entonces enviaron a mujeres jóvenes y guapas, las madianitas, para que los jóvenes israelitas cayeran en la inmoralidad sexual. Así sucedió y con un castigo muy grave contra el pueblo de Israel (Números Capítulos 22 a 25; 31:15 ; Apocalipsis 2:14). Finalmente, Balaam fue castigado por Dios y murió (Números 31:8).
El tercer ejemplo es el de la rebelión fomentada por Coré. Era un levita que hacía parte de la prestigiosa línea de los coatitas. De hecho, Moisés y Aarón eran nietos de Qohat, así como Coré, quien era su primo hermano. Por lo tanto, Coré era un hombre que tenía un gran prestigio entre el pueblo de Israel (ver Éxodo 6:18-24). Jehová Dios había otorgado el sacerdocio solo a una parte de los coatitas, solo a la casa de Aarón (y no a la casa de Coré). Empezó a tener celos y a murmurar contra ellos, dando a entender que la designación divina del sacerdocio dado a Aarón era, para Coré, una decisión personal y parcial de Moisés de dar preferencia a su hermano para que obtuviera esta posición prestigiosa. Esta rebelión ha tomado proporciones extremadamente serias, porque 250 hombres, de los ancianos del pueblo de Israel, se unieron a Coré, contra Moisés y Aarón. Sin embargo, Dios terminó destruyendo a los rebeldes, confirmando el nombramiento de Aarón y su casa, como línea sacerdotal permanente para el pueblo de Israel (Números Capítulos 16 y 17).
El discípulo Judas dio aquellos tres ejemplos de la historia bíblica para ilustrar el hecho de que murmurar en la congregación es un acto extremadamente serio desde el punto de vista de Dios y su hijo Jesucristo. Judas compara a aquellos individuos murmuradores infiltrados en la congregación cristiana con « rocas escondidas bajo agua en sus fiestas de amor mientras banquetean con ustedes, pastores que se apacientan a sí mismos sin temor » (versículo 12). Aquellas personas quejumbrosas, que se apacientan a sí mismos, tienen, en apariencia, una personalidad atractiva, hasta el punto de que algunos cristianos los inviten a compartir una comida. Sin embargo, lo que los caracteriza es que no quieren de verdad a sus hermanos y hermanas de la congregación, porque se apacientan a sí mismos (ver Ezequiel capítulo 34).
El Profeta Enoc, mencionado por Judas, fue un buen ejemplo de valor. Era bisabuelo de Noé (Génesis 5:21-28). Aquel profeta valeroso profetizó los juicios de Jehová contra la generación inicua de aquel entonces. Tuvo el testimonio de Dios de que tenía su aprobación (Génesis 5:24; Hebreos 11:5). El cumplimiento del juicio de Dios, anunciado por Enoc y Noé, tuvo lugar con el diluvio (Génesis capítulos 6 y 7). Judas cita su ejemplo para ilustrar el hecho de que los juicios de Dios se realizarán inevitablemente contra las personas inicuas, infiltradas en la congregación cristiana.
En la conclusión de su carta, Judas escribe que los apóstoles anunciaron esta situación de infiltración de individuos malos en las congregaciones cristianas: « En cuanto a ustedes, amados, recuerden los dichos que han sido declarados previamente por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, 18 que ellos solían decirles: “En el último tiempo habrá burlones, que procederán según sus propios deseos de cosas impías”. 19 Estos son los que hacen separaciones, hombres animales, que no tienen espiritualidad. 20 Pero ustedes, amados, edificándose sobre su santísima fe, y orando con espíritu santo, 21 manténganse en el amor de Dios, mientras esperan la misericordia de nuestro Señor Jesucristo con vida eterna en mira. 22 También, continúen mostrando misericordia a algunos que tienen dudas; 23 sálvenlos, arrebatándo[los] del fuego. Pero continúen mostrando misericordia a otros, haciéndolo con temor, mientras odian hasta la prenda de vestir interior que ha sido manchada por la carne. 24 Ahora, al que puede guardarlos de tropezar y ponerlos sin tacha a vista de su gloria con gran gozo, 25 al único Dios nuestro Salvador mediante Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, potencia y autoridad por toda la eternidad pasada y ahora y para toda la eternidad. Amén » (Versículos 17-25).
Existe la advertencia del apóstol Pedro en su segunda carta: « Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada. Además, muchos seguirán los actos de conducta relajada de ellos y por causa de estos se hablará injuriosamente del camino de la verdad. También, con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas. Pero en cuanto a ellos, el juicio desde lo antiguo no se mueve lentamente, y la destrucción de ellos no dormita. (…) Porque ustedes saben esto primero, que en los últimos días vendrán burlones con su burla, procediendo según sus propios deseos y diciendo: “¿Dónde está esa prometida presencia de él? Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación » (2 Pedro Capítulo 2 ; 3:3.4).
El apóstol Pablo ha descrito esta separación entre los hombres animales, desprovisto de toda espiritualidad, y los hombres espirituales (versículo 19): « Pero el hombre físico no recibe las cosas del espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no [las] puede llegar a conocer, porque se examinan espiritualmente. Sin embargo, el hombre espiritual examina de hecho todas las cosas, pero él mismo no es examinado por ningún hombre. Porque “¿quién ha llegado a conocer la mente de Jehová, para que le instruya?”. Pero nosotros sí tenemos la mente de Cristo » (1 Corintios 2:14-16).
Judas muestra que la buena cohesión de la congregación cristiana requiere edificar un espíritu de amor fraternal y paciencia, particularmente para aquellos que tienen una fe vacilante. Son estímulos, que edifican a la congregación cristiana, con la oración, una enseñanza bíblica de calidad y el hecho de manifestar el amor fraternal entre sí, con actos de misericordia (versículos 20-25; Juan 13:34.35).
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Alcanzando la madurez espiritual (Hebreos 6:1)
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