La enseñanza de Jesucristo que lleva a la madurez espiritual

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BIBLIA EN LÍNEA

Jésus9

El Sermón del Monte

(Mateo capítulo 5 al 7)

Capítulo 5 (Se mantienen los números de los versículos)

Estar sereno en la calamidad mediante la esperanza cristiana

“Cuando vio las muchedumbres, subió a la montaña; y después que se sentó, vinieron a él sus discípulos; 2 y él, abriendo la boca, se puso a enseñarles, diciendo:

3 “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos.

4 ”Felices son los que se lamentan, puesto que ellos serán consolados.

5 ”Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.

6 ”Felices son los que tienen hambre y sed de justicia, puesto que ellos serán saciados.

7 ”Felices son los misericordiosos, puesto que a ellos se les mostrará misericordia.

8 ”Felices son los de corazón puro, puesto que ellos verán a Dios.

9 ”Felices son los pacíficos, puesto que a ellos se les llamará ‘hijos de Dios’” (Mateo 5:1-9).

Necesitamos usar nuestra capacidad mental para proyectarnos hacia el futuro a través del gozo de la esperanza, que es parte del fruto del espíritu santo: « Por otra parte, el fruto del espíritu es amor, felicidad, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fe,  apacibilidad, autocontrol. No hay ley en contra de esas cosas » (Gálatas 5:22,23). Está escrito en la Biblia que Jehová es un Dios feliz y que el cristiano predica las « buenas nuevas del Dios feliz » (1 Timoteo 1:11). Mientras que este sistema de cosas nunca ha estado tanto en las tinieblas espirituales, debemos enfocarnos en la luz de las buenas nuevas que compartimos, pero también en el gozo de nuestra esperanza que queremos irradiar sobre los demás como una luz (Mateo 5:14-16). Hagamos del gozo de Jehová nuestra fortaleza: “Porque el gozo de Jehová es su plaza fuerte” (Nehemías 8:10).

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Felices son los que han sido perseguidos

“10 ”Felices son los que han sido perseguidos por causa de la justicia, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos.

11 ”Felices son ustedes cuando los vituperen y los persigan y mentirosamente digan toda suerte de cosa inicua contra ustedes por mi causa. 12 Regocíjense y salten de gozo, puesto que grande es su galardón en los cielos; porque de esa manera persiguieron a los profetas antes de ustedes” (Mateo 5:10-12).

La energía del aguante de Jesucristo estaba en el gozo de la esperanza de su futura gloria celestial. Es importante tener aquella energía, para alimentar nuestro aguante, mediante el « gozo » de nuestra esperanza de vida eterna que aguardamos. En cuanto a nuestras pruebas, Jesucristo dijo que las resolviéramos a diario (Mateo 6:25-32). La aplicación de este principio nos ayudará a administrar mejor nuestra energía mental y emocional para afrontar nuestros problemas diarios. Jesucristo desaconseja la anticipación excesiva, hasta exagerada y mórbida de los problemas que podrían agobiar y quitar toda la energía espiritual (compárese con Marcos 4:18,19). Es importante tener aquella energía, para alimentar nuestro aguante, mediante el « gozo » de nuestra esperanza de vida eterna que aguardamos.

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Un discípulo puede salvar muchas vidas humanas

a través del ministerio de la Palabra

“13 ”Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su fuerza, ¿cómo se le restaurará su salinidad? Ya no sirve para nada, sino para echarla fuera para que los hombres la huellen.

14 ”Ustedes son la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad cuando está situada sobre una montaña. 15 No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. 16 Así mismo resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que ellos vean sus obras excelentes y den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos” (Mateo 5:13-16).

La palabra griega que se traduce como « predicación » es « κηρύσσω » (kēryssō) (Concordancia Strong (G2784)): « Anunciar como pregonero público ». La predicación es una proclamación pública(un pregón). Aunque la predicación es una enseñanza simple predicada, no debe confundirse con la enseñanza pedagógica de las enseñanzas básicas de la Biblia, mencionadas en Mateo 28:20, donde Jesucristo pide a sus discípulos que enseñen a los recién bautizados a darles un buen entrenamiento bíblico: « enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado » (Mateo 28:20) (enseñándoles: (διδάσκω (disdasko)(Concordancia Strong) « Enseñar » (G1321)). Podemos tomar dos ejemplos bíblicos simples que muestran la simplicidad de un mensaje predicado, a menudo con una declaración simple, y una enseñanza en forma de discurso:

Predicación: « Desde entonces Jesús comenzó a predicar (kēryssō) y a decir: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado”

(Mateo 4:17). En Lucas 10:9, cuando Jesucristo envía a 70 de sus discípulos a predicar delante de él, les da exactamente el mismo tema simple de proclamación: « el reino de los cielos se ha acercado ».

La enseñanza en forma de discurso: « Cuando vio las muchedumbres, subió a la montaña; y después que se sentó, vinieron a él sus discípulos; y él, abriendo la boca, se puso a enseñarles (disdasko), diciendo » (Mateo 5:1,2). Por lo tanto, el Sermón del Monte no es una mera proclamación pública, sino una enseñanza pedagógica bíblica en forma de un discurso público de aproximadamente media hora (en este caso).

Sin embargo, Jesucristo usó la expresión « obras excelentes », esta luz espiritual, debe brillar mediante nuestro comportamiento cristiano ejemplar.

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Imitemos a Jesucristo en la lealtad en todo

“17 ”No piensen que vine a destruir la Ley o los Profetas. No vine a destruir, sino a cumplir; 18 porque en verdad les digo que antes pasarían el cielo y la tierra que pasar de modo alguno una letra diminuta o una pizca de una letra de la Ley sin que sucedan todas las cosas. 19 Por eso, cualquiera que quiebre uno de estos mandamientos más pequeños y enseñe así a la humanidad, será llamado ‘más pequeño’ con relación al reino de los cielos. En cuanto a cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado ‘grande’ con relación al reino de los cielos. 20 Porque les digo a ustedes que si su justicia no abunda más que la de los escribas y fariseos, de ningún modo entrarán en el reino de los cielos” (Mateo 5:17-20).

Jesucristo cumplió la Ley dada a Moisés. Los cristianos no están bajo la ley dada a Moisés. Jesucristo es el fin de la ley dada a Moisés: « Porque Cristo es el fin de la Ley, para que todo el que ejerza fe tenga justicia » (Romanos 10:4). Sin embargo, Jesucristo nos insta a ser fieles en las cosas pequeñas. “La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo es injusta también en lo mucho” (Lucas 16:10).

Es importante comprender el punto de vista de Dios sobre el robo y la mentira.Cuando Adán y Eva pecaron con el impulso de la tentación del diablo, hubo la mentira de aquel y el robo del fruto que pertenecía a Dios, por parte de Adán y Eva (Génesis capítulo 3). Respecto a este relato bíblico, Jesucristo asoció la mentira del diablo con el homicidio o asesinato: “Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44). A través de esta mentira del diablo, el pecado entró en el mundo por la desobediencia del primer hombre, Adán. El resultado fue que la muerte se extendió espiritual y genéticamente a toda su descendencia (Romanos 5:12; 6:23). Ante esta situación que parecía desesperada para toda la humanidad,fue necesario que Jehová Dios, el Padre, consintiera en la muerte en sacrificio de su amado Hijo, Jesucristo (Yehoshuah Mashiah), para salvar a la humanidad(Juan 3:16,36).

Desde aquella perspectiva, entendemos mejor las palabras de Jesucristo cuando relaciona la mentira con el homicidio o asesinato, en el caso del diablo, pero también para los hijos terrestres de Satanás, quienes constantemente buscaban matarlo (Juan 5 :18; 7:1). A veces, algunos dicen que hay « pequeñas » y « grandes » mentiras. El problema es que la « necesidad » de una mentira, y la escala de seriedad de las mentiras, a menudo son establecidas por los mismos mentirosos. Sin embargo, para volver a la idea importante, es necesario conocer el punto de vista de Dios sobre este tema a través de los relatos bíblicos. Una simple declaración de Cristo muestra que establecer humanamente tal escala de gravedad es un error: « La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo es injusta también en lo mucho” (Lucas 16:10). Esto puede ilustrarse con el ejemplo de Ananías y Safira, su esposa, quienes vendieron sus propiedades para dar el dinero a la congregación cristiana en los días de los apóstoles. Sin embargo, el registro nos informa que retuvieron parte del dinero de la venta para sí mismos, mientras llevaban a los apóstoles, dejando entender que lo habían dado todo. El resultado es que Dios les dio muerte por decir tal mentira (Hechos 5:1-11). La observación bíblica es simple: mentir puede tener consecuencias desastrosas no solo para las víctimas, sino también para los mismos mentirosos.

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Jesucristo prohibió el asesinato, el odio y los insultos

“21 ”Oyeron que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes asesinar; pero quienquiera que cometa un asesinato será responsable al tribunal de justicia’. 22 Sin embargo, yo les digo que todo el que continúe airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su hermano con una palabra execrable de desdén será responsable al Tribunal Supremo; mientras que quienquiera que diga: ‘¡Despreciable necio!’, estará expuesto al Gehena de fuego” (Mateo 5:21,22).

Durante su arresto que lo llevaría a la muerte, Jesucristo prohibió el uso de armas, ni siquiera para defenderlo: « Entonces Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada » » (Mateo 26:52). El asesinato y el homicidio están prohibidos, tanto por motivos personales como por patriotismo religioso o estatal. Aquella declaración de Cristo es un recordatorio de lo que está escrito en la profecía de Isaías: « Y él ciertamente dictará el fallo entre las naciones y enderezará los asuntos respecto a muchos pueblos. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra” (Isaías 2:4).

Dejar de aprender la guerra supone evidentemente no practicar tanto deportes de combate como las artes marciales, incluso las, teñidas de propaganda religiosa, que consistiría en decir que es con un fin « defensivo ». Transformar un cuerpo humano en un « arma defensiva » puede convertirse rápidamente en « un arma ofensiva » que puede herir y hasta matar… Los cristianos no deben divertirse mirando deportes violentos y películas que ensalcen la violencia gratuita. Esto es completamente detestable a los ojos de Jehová Dios: « Jehová mismo examina al justo así como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia » (Salmos 11:5).

La expresión Gehena de fuego, utilizada por Jesucristo, tiene exactamente el mismo significado de destrucción o muerte sin posibilidad de resurrección. ¿Dónde estaba ubicado el Gehena? Estaba al sur de Jerusalén, fuera de las murallas de la ciudad. Era simplemente el vertedero de Jerusalén, que existía en la época de Jesucristo y se llamaba Valle de Hinnon (Gueh Hin‧nóm) o Gehena. Allí se tiraba y quemaba la basura de la ciudad, así como los cadáveres de animales y hasta de criminales después de su ejecución, indignos de un entierro (en el imaginario colectivo bíblico, indignos de una resurrección (« Con el entierro de un asno será enterrado, con un llevar arrastrando y un echar afuera, más allá de las puertas de Jerusalén » (Jeremías 22:19)).

La traducción de la Biblia al latín ha creado una confusión en la comprensión de la condición de los muertos. Como hemos visto, es importante diferenciar entre las palabras hebrea Sheol y griega Hades, por un lado, con el Gehena por otra parte. En algunas traducciones de la Biblia, estas tres palabras han sido traducidas con una sola de origen latina, el infierno (infernus). Al hacerlo, creó una confusión en la comprensión de la palabra gehena, convirtiéndose, de hecho, en una enseñanza no bíblica de la existencia de un infierno de fuego.

Jesucristo usó la palabra « Gehena » o « Gehena de fuego », como un lugar real conocido por todos sus contemporáneos, para ilustrar el juicio eterno y la idea de destrucción sin posibilidad de resurrección, la famosa segunda muerte. Es interesante notar que en su Sermón del Monte, Jesucristo se refirió tres veces al Gehena, sin precisar necesariamente su significado. ¿Por qué? En pocas palabras, incluso en Galilea, a unos 100 kilómetros al norte de Jerusalén, este lugar de destrucción era bien conocido y no requería ninguna descripción o explicación (Mateo 5:22,29,30). El Gehena estaba asociado con un fuego que no se apagaba, por la razón evidente de que un lugar así, cerca de una ciudad, hubiese representado un peligro para la salud de la mayoría de los habitantes, si no hubiese sido alimentado por un fuego permanente o constante, a base de azufre, para descomponer todos los desechos de la ciudad más rápidamente (Marcos 9:47,48).

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Una buena relación con Dios, pasa por una buena relación con el prójimo, 

resolviendo los conflictos de personalidad

“23 ”Por eso, si estás llevando tu dádiva al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja tu dádiva allí enfrente del altar, y vete; primero haz las paces con tu hermano, y luego, cuando hayas vuelto, ofrece tu dádiva.

25 ”Ocúpate en arreglar prestamente los asuntos con el que se queja contra ti en juicio, mientras estás con él en camino hacia allá, no sea que el querellante te entregue al juez, y el juez al servidor del tribunal, y seas echado en prisión. 26 Te digo en verdad: De seguro no saldrás de allí hasta que hayas pagado la última moneda de ínfimo valor” (Mateo 5:23-26).

Jesucristo dijo que es indispensable arreglar un problema con tu prójimo antes que orar a Dios. Jesucristo explicó que para tener una buena relación con Dios, debemos tener una buena relación con nuestro prójimo. Debemos resolver nuestros problemas con nuestro prójimo lo antes posible. Especialmente si hemos pecado contra él.

También en este mismo capítulo, Jesucristo dijo de amar a nuestros enemigos (Mateo 5:38-48). El verbo « amar », en este contexto, debe tomarse en el sentido de un amor razonado, sin que necesariamente esté marcado por el afecto hacia nuestro enemigo. Por ejemplo, cuando alguien nos insulta o se porta mal con nosotros, el amor basado en los principios bíblicos evitará que respondamos al insulto con insulto o al odio con odio. De esta manera se romperá el círculo vicioso del odio con el odio, en cambio, del círculo virtuoso solicitado por Jesucristo: es decir, responder al odio de nuestro enemigo, con un autodominio, un amor basado en los buenos modales, la buena educación y un sentido común (Gálatas 5:22,23 « el fruto del espíritu santo »). Quizás con esta forma de actuar se pueda hacer que la persona cambie de actitud hacia nosotros.

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Los motivos de las acciones (buenas o malas) importan

tanto como las acciones (buenas o malas)

“27”Oyeron ustedes que se dijo: ‘No debes cometer adulterio’. 28 Pero yo les digo que todo el que sigue mirando a una mujer a fin de tener una pasión por ella ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. 29 Ahora bien, si ese ojo derecho tuyo te está haciendo tropezar, arráncalo y échalo de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo sea arrojado en el Gehena. 30 También, si tu mano derecha te está haciendo tropezar, córtala y échala de ti. Porque más provechoso te es que uno de tus miembros se pierda y no que todo tu cuerpo vaya a parar al Gehena” (Mateo 5:27-30).

El corazón constituye el interior espiritual de una persona, hecho de razonamientos acompañados de palabras y acciones (buenas o malas). Sin usar las palabras “circuncisión del corazón”, Jesucristo explicó bien lo que hace que una persona sea pura o impura, debido al estado de su corazón: « Sin embargo, las cosas que proceden de la boca salen del corazón, y esas cosas contaminan al hombre. Por ejemplo, del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre » (Mateo 15:18-20). En este caso, Jesucristo describe lo que representa un ser humano en una condición de incircuncisión espiritual del corazón, con su « prepucio espiritual », con razonamientos impuros ante Dios y no apto para la vida (vea Proverbios 4:23). « El hombre bueno, de su buen tesoro envía cosas buenas; mientras que el hombre inicuo, de su tesoro inicuo envía cosas inicuas » (Mateo 12:35). En la primera parte de la declaración de Jesucristo, él describe a un ser humano que tiene un corazón espiritualmente circuncidado.

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El punto de vista de Jesucristo sobre el divorcio y el nuevo matrimonio

“31 ”Además se dijo: ‘Cualquiera que se divorcie de su esposa, déle un certificado de divorcio’. 32 Sin embargo, yo les digo que todo el que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, la expone al adulterio, y cualquiera que se case con una divorciada comete adulterio” (Mateo 5:31,32).

« Y se le acercaron unos fariseos, resueltos a tentarlo, y dijeron: “¿Es lícito para un hombre divorciarse de su esposa por toda suerte de motivo?”. En respuesta, él dijo: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”. Ellos le dijeron: “Entonces, ¿por qué prescribió Moisés dar un certificado de despedida y divorciarse de ella?”. Él les dijo: “Moisés, en vista de la dureza del corazón de ustedes, les hizo la concesión de que se divorciaran de sus esposas, pero tal no ha sido el caso desde el principio. Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa, a no ser por motivo de fornicación, y se case con otra, comete adulterio” » (Mateo 19:3-9).

Por lo tanto, el divorcio y el nuevo matrimonio solo se permiten por motivos de fornicación, es decir, prácticas sexuales que la Biblia condena, como el adulterio, la homosexualidad y otras prácticas perversas. Lo que rompe los lazos matrimoniales son la muerte del cónyuge y la fornicación, generalmente el adulterio. Por supuesto, en caso de adulterio, el divorcio no es automático. El cónyuge ofendido puede perdonar. En este caso, con acuerdo mutuo, se puede reanudar la vida conyugal. Si fuese el caso, el cónyuge previamente ofendido no podría volver bíblicamente sobre su decisión (en caso contrario, de no haber otro hallazgo de adulterio, no podría volver a casarse). Si hubiese otra vez, una ofensa reincidente con un hallazgo de adulterio, y esta vez el cónyuge agraviado no perdonara, podría divorciarse y volver a casarse. Para los que harían el cálculo perverso de recurrir al adulterio, o a la manipulación para exponer a su cónyuge al adulterio, para usar la expresión de Cristo (por medio de la huelga de sexo sin motivo alguno, para exponer al adulterio, al cónyuge en situación de necesidad), con el objetivo de romper los lazos sagrados del matrimonio, y luego contando con la misericordia de Dios para ser perdonados, se extraviarían: « Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros » (Hebreos 13:4).

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El respeto por la palabra dada diciendo la verdad

“33 ”También oyeron ustedes que se dijo a los de la antigüedad: ‘No debes jurar y no cumplir, sino que tienes que pagar tus votos a Jehová’. 34 Sin embargo, yo les digo: No juren de ninguna manera, ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Ni por tu cabeza debes jurar, porque no puedes volver blanco o negro un solo cabello. 37 Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No; porque lo que excede de esto proviene del inicuo” (Mateo 5:33-37).

Y en cuanto a la mentira, está escrito: « No estén mintiéndose unos a otros. Desnúdense de la vieja personalidad con sus prácticas » (Colosenses 3:9). Es importante comprender el punto de vista de Dios sobre el robo y la mentira. Cuando Adán y Eva pecaron con el impulso de la tentación del diablo, hubo la mentira de aquel y el robo del fruto que pertenecía a Dios, por parte de Adán y Eva (Génesis capítulo 3). Respecto a este relato bíblico, Jesucristo asoció la mentira del diablo con el homicidio o asesinato: “Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44). A través de esta mentira del diablo, el pecado entró en el mundo por la desobediencia del primer hombre, Adán. El resultado fue que la muerte se extendió espiritual y genéticamente a toda su descendencia (Romanos 5:12; 6:23). Ante esta situación que parecía desesperada para toda la humanidad, fue necesario que Jehová Dios, el Padre, consintiera en la muerte en sacrificio de su amado Hijo, Jesucristo (Yehoshuah Mashiah), para salvar a la humanidad (Juan 3:16,36).

Desde aquella perspectiva, entendemos mejor las palabras de Jesucristo cuando relaciona la mentira con el homicidio o asesinato, en el caso del diablo, pero también para los hijos terrestres de Satanás, quienes constantemente buscaban matarlo (Juan 5 :18; 7:1). A veces, algunos dicen que hay « pequeñas » y « grandes » mentiras. El problema es que la « necesidad » de una mentira, y la escala de seriedad de las mentiras, a menudo son establecidas por los mismos mentirosos. Sin embargo, para volver a la idea importante, es necesario conocer el punto de vista de Dios sobre este tema a través de los relatos bíblicos. Una simple declaración de Cristo muestra que establecer humanamente tal escala de gravedad es un error: « La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo es injusta también en lo mucho” (Lucas 16:10). Esto puede ilustrarse con el ejemplo de Ananías y Safira, su esposa, quienes vendieron sus propiedades para dar el dinero a la congregación cristiana en los días de los apóstoles. Sin embargo, el registro nos informa que retuvieron parte del dinero de la venta para sí mismos, mientras llevaban a los apóstoles, dejando entender que lo habían dado todo. El resultado es que Dios les dio muerte por decir tal mentira (Hechos 5:1-11). La observación bíblica es simple: mentir puede tener consecuencias desastrosas no solo para las víctimas, sino también para los mismos mentirosos.

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Debemos ser pacificadores amantes de la paz y pacificadores que hacen la paz

“38 ”Oyeron ustedes que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. 39 Sin embargo, yo les digo: No resistan al que es inicuo; antes bien, al que te dé una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. 40 Y si alguna persona quiere ir al tribunal contigo y hacerse dueño de tu prenda de vestir interior, deja que se lleve también tu prenda de vestir exterior; 41 y si alguien bajo autoridad te obliga a una milla de servicio, ve con él dos millas. 42 Da al que te pida, y no le vuelvas la espalda al que quiera pedirte prestado [sin interés” (Mateo 5:38-42).

Durante su arresto que lo llevaría a la muerte, Jesucristo prohibió el uso de armas, ni siquiera para defenderlo: « Entonces Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada » » (Mateo 26:52). El asesinato y el homicidio están prohibidos, tanto por motivos personales como por patriotismo religioso o estatal. Aquella declaración de Cristo es un recordatorio de lo que está escrito en la profecía de Isaías: « Y él ciertamente dictará el fallo entre las naciones y enderezará los asuntos respecto a muchos pueblos. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra” (Isaías 2:4).

Dejar de aprender la guerra supone evidentemente no practicar tanto deportes de combate como las artes marciales, incluso las, teñidas de propaganda religiosa, que consistiría en decir que es con un fin « defensivo ». Transformar un cuerpo humano en un « arma defensiva » puede convertirse rápidamente en « un arma ofensiva » que puede herir y hasta matar… Los cristianos no deben divertirse mirando deportes violentos y películas que ensalcen la violencia gratuita. Esto es completamente detestable a los ojos de Jehová Dios: « Jehová mismo examina al justo así como al inicuo, y Su alma ciertamente odia a cualquiera que ama la violencia » (Salmos 11:5).

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Ser perfecto como el Padre Celestial es perfecto en la manifestación del amor al prójimo

“43 ”Oyeron ustedes que se dijo: ‘Tienes que amar a tu prójimo y odiar a tu enemigo’. 44 Sin embargo, yo les digo: Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen; 45 para que demuestren ser hijos de su Padre que está en los cielos, ya que él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen? ¿No hacen también la misma cosa los recaudadores de impuestos? 47 Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué cosa extraordinaria hacen? ¿No hace la misma cosa también la gente de las naciones? 48 Ustedes, en efecto, tienen que ser perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mateo 5:43-48).

El verbo « amar », en este contexto, debe tomarse en el sentido de un amor razonado, sin que necesariamente esté marcado por el afecto hacia nuestro enemigo. Por ejemplo, cuando alguien nos insulta o se porta mal con nosotros, el amor basado en los principios bíblicos evitará que respondamos al insulto con insulto o al odio con odio. De esta manera se romperá el círculo vicioso del odio con el odio, en cambio, del círculo virtuoso solicitado por Jesucristo: es decir, responder al odio de nuestro enemigo, con un autodominio, un amor basado en los buenos modales, la buena educación y un sentido común (Gálatas 5:22,23 « el fruto del espíritu santo »). Quizás con esta forma de actuar se pueda hacer que la persona cambie de actitud hacia nosotros.

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El Sermón del Monte

(Mateo capítulo 6)

Sirvamos a Dios con humildad, modestia y discreción

para la gloria de Dios

“Cuídense mucho para que no practiquen su justicia delante de los hombres a fin de ser observados por ellos; de otra manera no tendrán galardón ante su Padre que está en los cielos. 2 Por eso, cuando andes haciendo dádivas de misericordia, no toques trompeta delante de ti, así como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los glorifiquen. Les digo en verdad: Ellos ya disfrutan de su galardón completo. 3 Mas tú, cuando hagas dádivas de misericordia, no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, 4 para que tus dádivas de misericordia sean en secreto; entonces tu Padre que mira en secreto te lo pagará. (…) 16 Cuando ayunen, dejen de ponerse de rostro triste como los hipócritas, porque ellos desfiguran su rostro para que a los hombres les parezca que ayunan. En verdad les digo: Ellos ya disfrutan de su galardón completo. 17 Mas tú, cuando ayunes, úntate la cabeza [con aceite] y lávate el rostro, 18 para que no les parezca a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en lo secreto; entonces tu Padre que mira en secreto te lo pagará” (Mateo 6:1-4,16-18).

Jesucristo advierte que el ser humano que trabaja para su propia gloria para cosechar una forma de reconocimiento de los hombres por las obras que realiza, solo será recompensado con la vanidad de la gloria de los hombres, muy corta y quimérica, y ninguna recompensa de Dios. El Padre Celestial solo recompensa a los humanos que caminan modestamente con Él: « Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios? » (Miqueas 6:8). La recompensa de Dios, por nuestras obras excelentes, hechas en la ignorancia general de los humanos, es eterna.

Recordemos lo que dijo Jesucristo al comienzo de su Sermón del Monte: sus discípulos son las luces del mundo, y las buenas obras que hacen deben dar gloria a su Padre (Mateo 5:14-16). Por consiguiente, cuidémonos de que el mérito de nuestras buenas obras recaiga siempre en Dios: « Por esto, sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios » (1 Corintios 10:31).

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Jesucristo nos dice cómo orar a su Padre Celestial

“5 También, cuando oren, no deben ser como los hipócritas; porque a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de los caminos anchos para ser vistos de los hombres. En verdad les digo: Ellos ya disfrutan de su galardón completo. 6 Tú, sin embargo, cuando ores, entra en tu cuarto privado y, después de cerrar tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; entonces tu Padre que mira en secreto te lo pagará. 7 Mas al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír. 8 Pues bien, no se hagan semejantes a ellos, porque Dios su Padre sabe qué cosas necesitan ustedes hasta antes que se las pidan” (Mateo 6:5-8).

Es simplemente un recordatorio del primero de los Diez Mandamientos: debemos adorar solo a Jehová. No debemos dirigir nuestras oraciones a Jesucristo porque él es el Hijo de Dios y no el Dios todopoderoso. El apóstol Pedro mismo dijo que Jesucristo era el Hijo de Dios. Después de su respuesta correcta, Jesucristo lo felicitó: « En contestación, Simón Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. En respuesta, Jesús le dijo: “Feliz eres, Simón hijo de Jonás, porque carne y sangre no te [lo] reveló, sino mi Padre que está en los cielos » (Mateo 16:16,17). Jehová Dios no es parte de una trinidad. La enseñanza de la trinidad no es bíblica.

Los « verdaderos adoradores » deben adorar a Dios con « espíritu », o espiritualmente, sin objetos religiosos idolátricos, como cruces, estatuas, imágenes o medallas relacionadas con el culto mariano y a otros « santos ». Si un cristiano tiene tales objetos, debe deshacerse de ellos o destruirlos (Hechos 19:19,20). El cristiano debe adorar a Dios con la « verdad » establecida en la Biblia (Juan 17:17; 2 Timoteo 3: 16,17; 2 Pedro 1:20,21). El cristiano no debe hacer gestos que no sean adecuados, bíblicamente, antes y después de la oración, como hacer la señal de la cruz. Es una práctica no bíblica que no existía en la época de los apóstoles. Como dijo el apóstol Pablo, bajo inspiración: « Por lo cual, amados míos, huyan de la idolatría » (1 Corintios 10:14).

¿Es apropiado repetir esta oración de forma mecánica, sin pensarla? Sobre la base de las declaraciones de Jesucristo, es obvio que no. Podemos volver a leer lo que dijo sobre el no repetir mecánicamente, sin pensar, las mismas palabras en nuestras oraciones: « Mas al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces » (Mateo 6:7).

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¿Qué lección sacar de la Oración Modelo?

”9 Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera:

”‘Padre nuestro [que estás] en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra. 11 Danos hoy nuestro pan para este día; 12 y perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, sino líbranos del inicuo’.

14 ”Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; 15 mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes” (Mateo 6:9-15).

Debemos orar a Dios con amor, como cuando un hijo y una hija se dirigen a su padre, a quien aman profunda y sinceramente. Debemos preocuparnos por su nombre, ser santificado, lo que incluye el deseo de defender la fama de su Nombre. Debemos expresarle nuestro sincero deseo de que su justo propósito se realice en la tierra (Mateo 6: 9,10). Entendemos que Jesucristo deja en claro que nuestras oraciones, en general, deben ser un acto de adoración dirigido a Dios, expresándole alabanzas y profunda gratitud por las muchas expresiones de amor que nos manifiesta. El libro de los Salmos da muchos ejemplos de alabanzas que podemos dirigir a Jehová Dios, como un incienso espiritual agradable para Él (Salmo 141:2). Jehová Dios es muy sensible al hecho de que lo amamos y que lo hagamos saber por nuestras palabras y nuestra conducta: « (Dios) que ejerce bondad amorosa para con la milésima generación en el caso de los que me aman y guardan mis mandamientos » (Éxodo 20:6). A través de nuestras oraciones y comportamiento, respondamos a su amor que Dios tiene para con nosotros. El Salmo 145 es muy rico en alabanzas dirigidas a Dios: « Que mi oración esté preparada como incienso delante de ti; el levantar las palmas de mis manos, como la ofrenda de grano al atardecer » (Salmos 145:1).

Entonces podemos orar a Dios, refiriéndonos más específicamente a nuestras necesidades personales, como el hecho de que Dios nos ayude espiritual y materialmente. Podemos expresar a Dios nuestros sentimientos más íntimos, o expresarle nuestras alegrías en acción de gracias (El libro bíblico de los Salmos es una preciosa colección poética de sentimientos expresados ​​a Dios). Jesucristo, en la última parte de la oración, nos anima a pedirle a Dios que nos ayude a luchar contra nuestras debilidades, que el diablo está explotando para tentarnos y así socavar nuestra integridad (Mateo 6: 11-13 Romanos 7: 21-25).

En Mateo 6:14,15, Jesucristo muestra que la calidad de nuestra relación con Dios depende de la relación que tengamos con nuestro prójimo: « Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes » (Mateo 5:23,24, 1 Juan 3:15, 4:8).

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Debemos rechazar el amor al dinero y la búsqueda de la riqueza

Debemos hacer una elección, entre servir a Dios o la Riqueza

« 19 Dejen de acumular para sí tesoros sobre la tierra, donde la polilla y el moho consumen, y donde ladrones entran por fuerza y hurtan. 20 Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni polilla ni moho consumen, y donde ladrones no entran por fuerza y hurtan. 21 Porque donde está tu tesoro, allí también estará tu corazón.

22 ”La lámpara del cuerpo es el ojo. Por eso, si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará brillante; 23 pero si tu ojo es inicuo, todo tu cuerpo estará oscuro. Si en realidad la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa oscuridad!

24 ”Nadie puede servir como esclavo a dos amos; porque u odiará al uno y amará al otro, o se apegará al uno y despreciará al otro. No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas » (Mateo 6:19-24).

Está claro que la Biblia no condena la riqueza, así como no anima a ser pobre. Jesucristo advierte sobre nuestra relación con la riqueza, puesta en perspectiva con nuestro propósito principal de servir a Dios. Jesucristo, como en toda la Biblia, condena el amor al dinero: “Sin embargo, los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina. Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales, y, procurando realizar este amor, algunos han sido descarriados de la fe y se han acribillado con muchos dolores” (1 Timoteo 6:9,10). Por la expresión « ojo sencillo », significa sincero, sencillo, bien ordenado, sincero; está todo en una sola dirección; está enfocado; es generoso, lo que es conforme al ministerio para Dios. Un « ojo inicuo » malvado y envidioso representa metas basadas en la lujuria, la codicia, lo que es conforme al trabajo en busca del dios Riqueza.

Jesucristo anima a ser rico para con Dios: “Con eso les habló una ilustración, y dijo: “El terreno de cierto hombre rico produjo bien. Por consiguiente, él razonaba dentro de sí, diciendo: ‘¿Qué haré, ya que no tengo dónde recoger mis cosechas?’. De modo que dijo: ‘Haré esto: demoleré mis graneros y edificaré otros mayores, y allí recogeré todo mi grano y todas mis cosas buenas; y diré a mi alma: “Alma, tienes muchas cosas buenas almacenadas para muchos años; pásalo tranquila, come, bebe, goza”’. Pero Dios le dijo: ‘Irrazonable, esta noche exigen de ti tu alma. Entonces, ¿quién ha de tener las cosas que almacenaste?’. Así pasa con el hombre que atesora para sí, pero no es rico para con Dios” (Lucas 12:16-21).

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Jesucristo nos anima a resolver nuestros problemas día a día

“25 Por esto les digo: Dejen de inquietarse respecto a su alma en cuanto a qué comerán o qué beberán, o respecto a su cuerpo en cuanto a qué se pondrán. ¿No significa más el alma que el alimento, y el cuerpo que la ropa? 26 Observen atentamente las aves del cielo, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas? 27 ¿Quién de ustedes, por medio de inquietarse, puede añadir un codo a la duración de su vida? 28 También, en cuanto al asunto de ropa, ¿por qué se inquietan? Aprendan una lección de los lirios del campo, cómo crecen; no se afanan, ni hilan; 29 pero les digo que ni siquiera Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos. 30 Pues bien, si Dios viste así a la vegetación del campo, que hoy está aquí y mañana se echa al horno, ¿no los vestirá a ustedes con mucha más razón, hombres de poca fe? 31 Por eso, nunca se inquieten y digan: ‘¿Qué hemos de comer?’, o ‘¿qué hemos de beber?’, o ‘¿qué hemos de ponernos?’. 32 Porque todas estas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas.

33 ”Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios, y todas estas [otras] cosas les serán añadidas. 34 Por lo tanto, nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. Suficiente para cada día es su propia maldad” (Mateo 6:25-34).

Es completamente normal sentirse preocupado por los problemas, especialmente si son graves. Sin embargo, Jesucristo dice que la preocupación excesiva no los resolverá. Además, hace esta pregunta, para mostrar que la preocupación excesiva es inútil: « ¿Quién de ustedes, por medio de inquietarse, puede añadir un codo a la duración de su vida? » (versículo 27). La mejor manera de lidiar con la preocupación es confiar en que Dios ayudará a los seres humanos, particularmente los que hacen su voluntad, así como Él cuida a toda su creación: « Un joven era yo, también he envejecido, y sin embargo no he visto a nadie justo dejado enteramente, ni a su prole buscando pan » (Salmo 37:25). Jesucristo anima a los humanos a vivir el presente (acotado en este caso, por el día) para solucionar problemas porque el pasado ya no existe y el futuro no existe todavía. Esta idea simple ayuda a no alimentar la preocupación excesiva porque « suficiente para cada día es su propia maldad ». En consejo sobre la oración, Jesucristo dijo: « Dios su Padre sabe qué cosas necesitan ustedes hasta antes que se las pidan » (Mateo 6:8). En cuanto a la necesidad de alimentos, está escrito en la oración modelo: « Danos hoy nuestro pan para este día » (Mateo 6:11).

Por lo tanto, es mejor evitar la anticipación excesiva que puede conducir a la ansiedad mórbida. Resolvamos nuestros problemas a medida que surjan, mientras confiamos en Dios: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta” (Proverbios 3:5,6).

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El Sermón del Monte

(Mateo capítulo 7)

Dejen de juzgar, para que no sean juzgados

“Dejen de juzgar, para que no sean juzgados; 2 porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados; y con la medida con que miden, se les medirá. 3 Entonces, ¿por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano, pero no tomas en cuenta la viga [que hay] en tu propio ojo? 4 O, ¿cómo puedes decir a tu hermano: ‘Permíteme extraer la paja de tu ojo’; cuando ¡mira!, hay una viga en tu propio ojo? 5 ¡Hipócrita! Primero extrae la viga de tu propio ojo, y entonces verás claramente cómo extraer la paja del ojo de tu hermano” (Mateo 7:1-5).

Esta exhortación a no juzgar debe situarse en el contexto de la relación humana en general y no en el marco normal de un tribunal que requiere la intervención de un juez para pronunciarse sobre la culpabilidad o no de una persona.

Jesucristo dice que el ser humano que tiende a juzgar sistemáticamente a su prójimo, a menudo olvida que se encuentra exactamente en la misma situación que la persona a la que juzga: es pecador como todos los demás descendientes de Adán: « Porque todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Jesucristo añade un segundo punto mostrando que el que juzga se pone en una situación muy delicada desde el punto de vista de quien ejercerá el juicio, el Rey Jesucristo, especialmente poco antes de la gran tribulación: será juzgado de la misma manera que juzga a los demás. Así que, el no juzgar, visto desde esta perspectiva, es una forma de ser muy prudente. Sin embargo, Jesucristo dijo antes, en su sermón, que debemos ser misericordiosos y así se nos mostrará misericordia. Debemos perdonar, para que Dios nos perdone nuestras faltas (Mateo 5:7; 6:14,15).

Sin embargo, Jesucristo va mucho más allá con respecto a la persona que tiende a juzgar a su prójimo, dice sin vacilar, que es hipócrita. En efecto, juzga a su prójimo ignorando que tiene faltas, incluso mucho más graves; Jesucristo dice que la persona juzgada tiene una paja en el ojo mientras que, por efecto óptico, él que juzga, tiene una viga en el ojo. La expresión utilizada por Cristo está totalmente en consonancia con la persona que juzga regularmente a su prójimo: « Médico, cúrate a ti mismo » (Lucas 4:23).

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No den lo santo a los perros

“No den lo santo a los perros, ni tiren sus perlas delante de los cerdos, para que nunca las huellen bajo los pies, y, volviéndose, los despedacen a ustedes” (Mateo 7:6).

Obviamente, los perros y los cerdos simbolizan humanos carnales cuyo comportamiento no es del todo espiritual (1 Corintios 2:16). Sin embargo, en este caso específico, Jesucristo explica que aquellos humanos pueden causar lesiones o incluso la muerte. Lo que es « santo » y las « perlas », son dones espirituales relacionados con el ministerio sagrado que rendimos a Dios, entre otras cosas, la proclamación de las buenas nuevas y la enseñanza bíblica. En el marco del ministerio cristiano de la Palabra, el cristiano debe ejercer la prudencia, el discernimiento de cuando no es prudente insistir: « ¡Miren! Los estoy enviando como ovejas en medio de lobos; por lo tanto, demuestren ser cautelosos como serpientes, y, sin embargo, inocentes como palomas” (Mateo 10:16).

Todas las personas que se niegan a escuchar por un tiempo las buenas nuevas, o que tienen un punto de vista fundamentalmente diferente al nuestro o al de la Palabra de Dios, no deben ser incluidas en la categoría mencionada por Jesucristo. Estuvo con los pecadores para llevarlos de vuelta al camino correcto: « No he venido a llamar a justos, sino a pecadores a arrepentimiento » (Lucas 5:27-32). En algunas religiones o congregaciones, los cristianos son excomulgados por tener un punto de vista diferente sobre la interpretación de la Biblia. Si bien aquellos cristianos se les ponen en la categoría de apóstatas, hasta algunos llegan a llamarlos de « perros » y « cerdos », mientras que su comportamiento no tiene nada que ver con el peligro mencionado por Jesucristo, es decir, dañar o poner en peligro la vida de los que los están insultando.

En cuanto a esta situación muy dolorosa, especialmente para las personas condenadas al ostracismo por todo un conjunto de congregaciones, las cosas están en manos del Rey Jesucristo, en el momento del juicio de las congregaciones cristianas, poco antes de la congregación (Mateo 25). Para las personas que no vacilan en insultarlos, según Mateo 7:1-4, pero también según Mateo 5:22, se ponen en una situación sumamente peligrosa, porque si la persona, o personas expulsadas e insultadas, llegaran a ser consideradas como inocentes, restauradas en su buena reputación, en el día del juicio, ¿qué pasará con las personas que los habrán insultado gravemente?

Aquí hay un texto de la profecía de Isaías que será un estímulo para los que son honrados ante Dios y que viven esta situación muy dolorosa: « Escucha la Palabra de Jehová, tú que temblan a Su Palabra: « Oigan la palabra de Jehová, ustedes los que están temblando ante su palabra: “Sus hermanos que los odian, que los excluyen por causa de mi nombre, dijeron: ‘¡Sea glorificado Jehová!’. Él también tiene que aparecer con regocijo de parte de ustedes, y ellos son los que quedarán avergonzados” » (Isaías 66:5). Al seguir siendo fieles a Dios y a Jesucristo, habrá la rehabilitación de su buena reputación que ya tienen ante él, y esta vez en particular frente a aquellos que no habrán respetado la dignidad de su persona:

« Sin embargo, yo les digo que todo el que continúe airado con su hermano será responsable al tribunal de justicia; pero quienquiera que se dirija a su hermano con una palabra execrable de desdén será responsable al Tribunal Supremo; mientras que quienquiera que diga: ‘¡Despreciable necio!’, estará expuesto al Gehena de fuego » (Mateo 5:22).

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Sigan pidiendo, y se les dará

“7 Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá. 8 Porque todo el que pide recibe, y todo el que busca halla, y a todo el que toca se le abrirá. 9 De veras, ¿quién es el hombre entre ustedes a quien su hijo pide pan…, no le dará una piedra, ¿verdad? 10 O, quizás, le pida un pescado…, no le dará una serpiente, ¿verdad? 11 Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará su Padre que está en los cielos cosas buenas a los que le piden!” (Mateo 7:7-11).

Jesucristo dice que si queremos la bendición de Dios, debemos insistir y perseverar en la oración. En otra ilustración, mostró cómo una viuda, a fuerza de insistir ante un juez injusto, pudo obtener justicia: « Entonces pasó a decirles una ilustración respecto a lo necesario que les era orar siempre y no desistir, diciendo: “En cierta ciudad había cierto juez que no le tenía temor a Dios ni tenía respeto a hombre. Pues bien, había en aquella ciudad una viuda, y ella seguía yendo a él, y decía: ‘Ve que se me rinda justicia de mi adversario en juicio’. Pues, por algún tiempo él no quiso, pero después dijo dentro de sí: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a hombre, de todos modos, porque esta viuda me causa molestia de continuo, veré que se le rinda justicia, para que no siga viniendo y aporreándome hasta acabar conmigo’”. Entonces dijo el Señor: “¡Oigan lo que dijo el juez, aunque era injusto! De seguro, entonces, ¿no hará Dios que se haga justicia a sus escogidos que claman a él día y noche, aun cuando es sufrido para con ellos? Les digo: Él hará que se les haga justicia rápidamente. Sin embargo, cuando llegue el Hijo del hombre, ¿verdaderamente hallará la fe sobre la tierra?” » (Lucas 18:1-8).

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La regla áurea

“Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos; esto, de hecho, es lo que significan la Ley y los Profetas” (Mateo 7:12).

Jesucristo enuncia el mandamiento que sustenta toda la Ley y los Profetas, es decir, la ley real del amor porque repite exactamente la misma frase en conclusión: « Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?”. Él le dijo: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es este: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos pende toda la Ley, y los Profetas” » (Mateo 22:36-40; Santiago 2:8).

Siempre sobre el mismo tema del amor al prójimo, se le preguntó qué significa realmente la palabra “prójimo”. Jesucristo usó una ilustración para dar la definición: « Pero, queriendo probar que era justo, el hombre dijo a Jesús: “¿Quién, verdaderamente, es mi prójimo?”. Respondiendo, Jesús dijo: “Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó entre salteadores, que lo despojaron y también le descargaron golpes, y se fueron, dejándolo medio muerto.  Ahora bien, por casualidad, cierto sacerdote bajaba por aquel camino, pero, cuando lo vio, pasó por el otro lado. Así mismo, un levita también, cuando bajó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado. Pero cierto samaritano que viajaba por el camino llegó a donde estaba y, al verlo, se enterneció.  De modo que se le acercó y le vendó sus heridas, y vertió en ellas aceite y vino. Luego lo montó sobre su propia bestia y lo llevó a un mesón y lo cuidó. Y al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al mesonero, y dijo: ‘Cuídalo, y lo que gastes además de esto, te lo pagaré cuando vuelva acá’.  ¿Quién de estos tres te parece haberse hecho prójimo del que cayó entre los salteadores?”. Él dijo: “El que actuó misericordiosamente para con él”. Entonces Jesús le dijo: “Ve y haz tú lo mismo” » (Lucas 10:29-37).

Así, como señaló Jesucristo, la regla áurea debe aplicarse indiscriminadamente a todos los humanos con los que nos encontremos, incluyendo también a nuestros enemigos según está escrito en Mateo 5:43-48.

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Entren por la puerta angosta

« 13 Entren por la puerta angosta; porque ancho y espacioso es el camino que conduce a la destrucción, y muchos son los que entran por él; 14 mientras que angosta es la puerta y estrecho el camino que conduce a la vida, y pocos son los que la hallan » (Mateo 7:13,14).

Jesucristo mostró repetidamente que el camino a la vida eterna no sería fácil de entrar y seguir porque se trata de una puerta que accede a un camino angosto. El camino que conduce a la destrucción no tiene estas dos dificultades mencionadas, la puerta y la estrechez del camino, simplemente es ancho y fácil de seguir, no requiere ningún esfuerzo.

Jesucristo subrayó de diferentes maneras la dificultad del ministerio cristiano, que corresponde a este camino no fácil de encontrar y de seguir: « ¡Miren! Los estoy enviando como ovejas en medio de lobos; por lo tanto, demuestren ser cautelosos como serpientes, y, sin embargo, inocentes como palomas. Guárdense de los hombres; porque los entregarán a los tribunales locales, y los azotarán en sus sinagogas.  ¡Si hasta los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa, para un testimonio a ellos y a las naciones! » ( Mateo 10:16-18).

Jesucristo mostró que ser cristiano en este sistema de cosas no sería fácil y requeriría un espíritu abnegado: « Y cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí no es digno de mí » (Mateo 10 :38). Mostró la necesidad de perseverar hasta el fin para obtener la vida eterna: « Pero el que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo » (Mateo 24:13).

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Guárdense de los falsos profetas

“15 Guárdense de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces. 16 Por sus frutos los reconocerán. Nunca se recogen uvas de espinos o higos de cardos, ¿verdad? 17 Así mismo, todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible; 18 un árbol bueno no puede dar fruto inservible, ni puede un árbol podrido producir fruto excelente. 19 Todo árbol que no produce fruto excelente llega a ser cortado y echado al fuego. 20 Realmente, pues, por sus frutos reconocerán a aquellos hombres.

21 ”No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero” (Mateo 7:15-23).

Jesucristo dice que el peligro de los falsos profetas estaría en su capacidad de engañar, de aparentar como ovejas. Por lo tanto, no serían fácilmente identificables con su actitud basada en la manipulación mental para seducir, sino con el resultado final de sus malas acciones, lo que demostraría en realidad que son lobos rapaces y despiadados que abusan de la congregación cristiana. Jesucristo insiste en el espíritu de observación o discernimiento que permitiría comprender claramente que algo anormal está sucediendo, en presencia de estos falsos profetas, como si estuviéramos viendo uvas sobre espinas o higos sobre cardos.

El apóstol Pablo fue confrontado con aquellos seductores falsos profetas, quienes se hicieron pasar por súper apóstoles: “Porque tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, que se transforman en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz. No es, por lo tanto, gran cosa el que sus ministros también sigan transformándose en ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras » (2 Corintios 11:13-15).

Jesucristo simplemente muestra que el criterio de la salvación eterna es hacer la voluntad de Dios: « No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos » (Mateo 7:21).

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La conclusión del Sermón del Monte

« 24 Por lo tanto, a todo el que oye estos dichos míos y los hace se le asemejará a un varón discreto, que edificó su casa sobre la masa rocosa. 25 Y descendió la lluvia y vinieron las inundaciones y soplaron los vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa, pero no se hundió, porque había sido fundada sobre la masa rocosa. 26 Además, a todo el que oye estos dichos míos y no los hace se le asemejará a un varón necio, que edificó su casa sobre la arena. 27 Y descendió la lluvia y vinieron las inundaciones y soplaron los vientos y dieron contra aquella casa, y se hundió, y fue grande su desplome » (Mateo 7:24-27).

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Jesucristo enseñaba como alguien que tenía autoridad

“Ahora bien, cuando Jesús terminó estos dichos, el efecto fue que las muchedumbres quedaron atónitas por su modo de enseñar; porque les enseñaba como persona que tiene autoridad, y no como sus escribas” (Mateo 7:28,29).

Jesucristo pronunció su Sermón del Monte en Galilea, una región que era a la vez agrícola y que vivía de la pesca. De modo que usaba ilustraciones relacionadas con su vida cotidiana, con muchas referencias a la naturaleza. Jesucristo había crecido en Galilea, probablemente que sus oyentes se daban cuenta de ello y de que era un hombre, aunque dotado de una extraordinaria sabiduría divina, muy cercano al pueblo y que los amaba (Mateo 9:36). Sin embargo, lo que más llamaba la atención del pueblo, era su franqueza de expresión, su autoridad y su benevolencia hacia la gente.

En el Sermón del Monte, notamos que Jesucristo ilustraba todas sus ideas importantes. Lo que permitía a sus oyentes memorizar mejor las ideas claves de su discurso. Por ejemplo, al recordar la palabra « feliz », al principio de su sermón, el oyente pensaba en la esperanza a pesar de sus graves dificultades. La ilustración de la paja y la viga en el ojo, el no juzgar. La puerta y el camino angosto, ilustrando la necesidad de la perseverancia hasta el cumplimiento de la esperanza cristiana.

En el Sermón del Monte, no hay ideas difíciles de entender, lo que no resta valor a la profundidad de las enseñanzas. Por ejemplo, en las leyes que prohibían el asesinato y el adulterio, Jesucristo enfatizó en las intenciones o motivos que pueden anteceder a aquellos pecados serios. Así, demostró que para evitar alcanzar a tales extremos, es necesario actuar con antecedencia y contra la corriente. Por ejemplo, para evitar la ira, el odio y el resentimiento y, posteriormente, posiblemente el homicidio, Jesucristo mostró que los conflictos de personalidad deben resolverse lo antes posible para evitar una posible degradación mortal de la relación humana. En cuanto al desenlace o resultado final de una situación, Jesucristo mostró que no sólo el pecado cometido es algo serio, sino también, la intención que lo antecede, aunque no se materialice por una acción cumplida, como en el caso del adulterio. En cuanto a la regla de oro, con la expresión que muestra que de ella penden toda la ley y los profetas, mostró lo que había en la base de las leyes, principios eternos como el amor a Dios y al prójimo. La ley tiene un valor circunstancial (puede ser abrogada como por ejemplo la Ley Mosaica y ser sustituida por otra (Romanos 10:4)), mientras que el principio o el mandamiento es permanente y eterno, es lo que muestra la regla de oro (Mateo 22:36-40).

Por lo tanto, independientemente del público, la calidad de su enseñanza era la misma. Sin embargo, al tratar con un grupo de personas que no estaban muy acostumbradas a manejar ideas abstractas, entonces utilizaba ilustraciones para aclarar el significado. El poder de su forma de enseñar residía en su capacidad para explicar ideas profundas y no siempre fáciles de entender, de forma sencilla, con palabras sencillas e ilustraciones claras.

Por otra parte, cuando estaba en presencia de los maestros, podía dejarlos asombrados con la profundidad del conocimiento de las Escrituras. Por ejemplo en su conversación con Gamaliel habló del nuevo nacimiento. Gamaliel quedó completamente desestabilizado por esta expresión en estrecha relación con el bautismo, pero también con la resurrección de los muertos. De modo que Jesucristo le hizo aquellas preguntas retóricas: « ¿Eres tú maestro de Israel, y sin embargo no sabes estas cosas? », añadiendo: « Si les he dicho cosas terrenales y sin embargo no creen, ¿cómo creerán si les digo cosas celestiales? » (Juan capítulo 3).

A veces hacía una pregunta que implicaba que la enseñanza en cuestión tenía otros rincones de comprensión. Por ejemplo, los contemporáneos de Cristo lo llamaban hijo de David, lo cual era cierto, pero en otro contexto, no lo era. De modo que hizo aquellas preguntas: « Luego, mientras estaban reunidos los fariseos, Jesús les preguntó: “¿Qué les parece del Cristo? ¿De quién es hijo?”. Le dijeron: “De David”. Él les dijo: “Entonces, ¿cómo es que David por inspiración lo llama ‘Señor’, diciendo: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”’? Por lo tanto, si David lo llama ‘Señor’, ¿cómo es él su hijo?”. Y nadie podía decir una palabra en respuesta a él, ni se atrevió nadie desde aquel día a interrogarle ya más” (Mateo 22:41-46).

Su enseñanza podía ser muy compleja y difícil de entender, como la profecía sobre los últimos días en Mateo 24, 25, Marcos 13 y Lucas 21. En este caso específico, para entender ciertas expresiones bíblicas, se debe tener un buen conocimiento de la profecía de Daniel porque, se refiere principalmente a ella.

De vez en cuando Jesucristo hacía una selección en su auditorio, entre los que lo escuchaban superficialmente, sin buscar saber más, y otros mucho menos numerosos, como los apóstoles que lo interrogaban para explicarles el simbolismo de sus ilustraciones (Mateo 13:10-15 ).

Habría muchas otras cosas que decir sobre el modo de enseñar de Jesucristo, conviene inspirarse de él, particularmente los maestros de la Palabra de Dios en las congregaciones cristianas, para que la enseñanza sea profunda y sencilla de entender para el mayor número posible de personas: « De hecho, ustedes fueron llamados a este [curso], porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención » (1 Pedro 2:21).

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Imitemos a Jesucristo en la forma de predicar las Buenas Nuevas del Reino

Su testimonio a una mujer samaritana

« 7 Llegó una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dijo: “Dame de beber”. 8 (Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar víveres.) 9 Por lo tanto, la mujer, la samaritana, le dijo: “¿Cómo es que tú, a pesar de ser judío, me pides de beber a mí, que soy mujer samaritana?”. (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) 10 En respuesta, Jesús le dijo: “Si hubieras conocido la dádiva gratuita de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido, y él te habría dado agua viva”. 11 Ella le dijo: “Señor, ni siquiera tienes un cubo para sacar agua, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes esta agua viva? 12 Tú no eres mayor que nuestro antepasado Jacob, que nos dio el pozo y que bebió de él él mismo junto con sus hijos y su ganado vacuno, ¿verdad?. 13 En respuesta, Jesús le dijo: A todo el que bebe de esta agua le dará sed otra vez. 14 A cualquiera que beba del agua que yo le daré de ningún modo le dará sed jamás, sino que el agua que yo le daré se hará en él una fuente de agua que brotará para impartir vida eterna”. 15 La mujer le dijo: “Señor, dame esta agua, para que ni tenga sed ni siga viniendo acá a este lugar a sacar agua”. 16 Él le dijo: “Ve, llama a tu esposo y ven a este lugar”. 17 En respuesta, la mujer dijo: “No tengo esposo”. Jesús le dijo: “Bien dijiste: ‘No tengo esposo’. 18 Porque has tenido cinco esposos, y el que ahora tienes no es tu esposo. Esto lo has dicho verazmente”. 19 Le dijo la mujer: “Señor, percibo que eres profeta. 20 Nuestros antepasados adoraron en esta montaña; pero ustedes dicen que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar”. 21 Jesús le dijo: “Créeme, mujer: La hora viene cuando ni en esta montaña ni en Jerusalén adorarán ustedes al Padre. 22 Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación se origina de los judíos. 23 No obstante, la hora viene, y ahora es, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren. 24 Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad”. 25 La mujer le dijo: “Yo sé que el Mesías viene, el que se llama Cristo. Cuando llegue ese, él nos declarará todas las cosas abiertamente”. 26 Jesús le dijo: “Yo, el que habla contigo, soy ese » (Juan 4:7-26. Para el estudio del texto, los números que marcan los versículos se dejaron).

Para tener una idea más precisa de lo que se puede decir en el contexto de la predicación, analicemos cómo Jesucristo predicaba a una mujer samaritana, de una manera muy informal:

– Jesucristo provocó una doble situación inusual (versículos 7-9): era judío y hablaba en público con una mujer samaritana. Los judíos y los samaritanos se odiaban tanto que en aquel entonces, para insultar a uno de sus compatriotas, a veces se lo trataba de « samaritano » (véase Juan 8:48, es interesante notar que la ilustración del « Buen Samaritano » encaja claramente con el propósito de Cristo, de denunciar sutilmente este racismo religioso judío antisamaritano (Lucas 10:25-37)). Además, Jesucristo hablaba en público a una mujer, lo que no era usual. En Juan 4:27, está escrito que incluso sus discípulos « se admiraban de que hablaba con una mujer ». Sea como fuere, en el versículo 16 Jesucristo le pidió a la mujer que llamara a su esposo para continuar la conversación. Si bien Jesucristo siempre tuvo una actitud casta hacia las mujeres, respetaba las costumbres relacionadas con las relaciones entre hombres y mujeres y, por supuesto, la moral bíblica.

Por lo tanto, es importante no tener prejuicios sobre las personas que vamos a predicar. Jehová Dios y Jesucristo aman a todos los pueblos y seres humanos de todas las razas, tanto hombres como mujeres (Hechos 10:34 « Dios no es parcial »).

– Jesucristo continuó después del primer efecto de sorpresa, agregando algo extraño (versículos 10-15): podía darle agua a la samaritana, aunque no tenía ni siquiera un cubo para recoger agua del pozo (versículo 10). Por supuesto, se trataba de agua espiritual, simbólica. Sin pensar necesariamente que la mujer samaritana carecía de perspicacia, porque no sabía quién era él que le hablaba y de qué manera (simbólica) lo hacía, señaló a Jesucristo que no tenía un cubo. Sin embargo, sin llamar la atención sobre su falta de discernimiento, Jesucristo le dijo algo completamente extraño desde un punto de vista humano: podía darle agua con la cual nunca volvería a tener sed. Uno puede imaginarse fácilmente a la mujer samaritana mirando a Jesucristo, con los ojos abiertos como platos y la boca abierta, respondiendo: « Señor, dame esta agua, para que ni tenga sed ni siga viniendo acá a este lugar a sacar agua ». Claro, la mujer aún no había entendido que Jesucristo estaba hablando simbólicamente. Jesucristo había alcanzado la meta que se había fijado: llamar su atención.

Primero, para captar la atención, se puede usar frases simples que tal vez puedan sorprender (siendo de buen gusto). Es necesario despertar aquella curiosidad innata de los seres humanos, para que puedan reaccionar y así provocar conversaciones espiritualmente interesantes. El segundo punto es que Jesucristo no reprendió a la mujer samaritana cuando ella no entendía su manera de hablar, seguía su objetivo, despertar su atención al crear un terreno común entre él y ella.

– Hasta Jesucristo felicitó a la mujer samaritana por una respuesta correcta de su parte. Ella se dio cuenta de que él era un profeta (versículos 16-19): cuando él le pidió que fuera a buscar a su esposo para continuar la conversación, la samaritana respondió que no estaba casada (vivía con un hombre sin estar casada). Todavía uno puede imaginarse fácilmente el asombro de la mujer samaritana cuando Jesucristo, después de felicitarla por su buena respuesta, le dio detalles de sus situaciones familiares anteriores y su situación familial actual. Ella le contestó: « Señor, veo que eres un profeta ».

Anteriormente, descubrimos que Jesucristo no reprendió sistemáticamente a la samaritana por su falta de discernimiento. Sin embargo, en este caso, Jesucristo la felicitó por su buena respuesta. En el contexto de una conversación, mientras se da prioridad a los puntos de acuerdo, es bueno descartar temporalmente los desacuerdos y enfatizar los puntos comunes para crear una atmósfera de confianza sincera. Debemos comunicarnos en igualdad de condiciones con nuestro prójimo. En Juan 4:6 está escrito que Jesucristo estaba muy cansado y estaba sentado « tal como estaba » junto al pozo. No está escrito que Jesucristo se levantó para hablar con la mujer samaritana. Imaginamos la escena, Jesucristo sentado, muy cansado y la mujer samaritana, de pie, mirando hablando al hombre el más importante de la tierra. Por lo tanto, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, cuando predicamos a nuestro prójimo, debemos evitar cualquier actitud condescendiente o de superioridad ; tenemos que siempre ser humildes y modestos para con nuestro prójimo como a iguales, para fomentar una atmósfera agradable, quizás hasta amigable.

– Jesucristo se negaba a polemizar (Versículo 20-22): La mujer samaritana abrió una controversia sobre los diferentes lugares de adoración de los judíos y de los samaritanos (versículo 20). Jesucristo no entró en aquella controversia, pero le dijo que ahora y en adelante la verdadera adoración ya no dependería de un lugar sagrado en particular (versículo 21). Después de haber descartado aquella controversia sin importancia, Jesucristo, sin embargo, expuso la verdad con firmeza (versículo 22): « Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación se origina de los judíos ». La salvación viene de los judíos en el sentido de que de este pueblo (y no del pueblo samaritano), vino el principal medio de salvación eterna: Jesucristo (Juan 14:6).

Es importante equilibrar el hecho de evitar entrar en controversia innecesariamente, pero por otra parte, la necesidad absoluta de exponer la verdad bíblica, como lo hizo Jesucristo en este caso.

– Jesucristo habló de « verdaderos adoradores » (versículos 23 y 24): la expresión « verdaderos adoradores » tiene la ventaja de su gran simplicidad: somos o no somos. Tal como dijo Jesucristo, solo hay dos alternativas, una que conduce a la vida y la otra a la destrucción (Mateo 7:13,14,21-23). Del mismo modo, solo hay dos categorías de adoradores: la verdadera y la falsa. Los verdaderos adoradores han sido nombrados por la divina providencia: cristianos: « y, al hallarlo, lo trajo a Antioquía. Así sucedió que por un año entero se reunieron con ellos en la congregación y enseñaron a una muchedumbre bastante grande, y fue primero en Antioquía donde a los discípulos por providencia divina se les llamó cristianos » (Hechos 11:26). Es poco antes de la Gran Tribulación que Jesucristo hará la diferencia entre los « cristianos verdaderos » y « cristianos falsos » (Mateo 7:21-23). Lo que significa que si uno reemplazara la palabra adoración con la palabra genérica  y no bíblica « religión », la situación se volvería más compleja (y lo es): de hecho, ¿cómo reconocer la « verdadera religión » entre millones de otras religiones? Es mejor permanecer en la simplicidad de la palabra de Dios, « verdaderos adoradores », usada por Cristo, el nombre de « cristiano » que aparece en el libro de los hechos (con providencia divina). Claro, Jesucristo predicaba un mensaje, las buenas nuevas, en lugar de una « religión » (palabra genérica no bíblica de origen latina (« religare » que significa « enlazar »)).

Por otro lado, Jesucristo ha demostrado que es Dios quien « busca los verdaderos adoradores », por medio de la predicación humana, es Él quien está edificando a Su pueblo: « En aquel tiempo los que estaban en temor de Jehová hablaron unos con otros, cada uno con su compañero, y Jehová siguió prestando atención y escuchando. Y un libro de recuerdo empezó a ser escrito delante de él para los que estaban en temor de Jehová y para los que pensaban en su nombre » (Mateo 24:14, Malaquías 3:16). Por lo tanto, sigamos predicando a toda clase de personas que harán parte de la futura gran munchedumbre que sobrevivirá a la gran tribulación, en el día de Jehová (Joel 2:1,2).

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La enseñanza de Jesucristo a través de las ilustraciones

¿Quién es mi prójimo? El buen samaritano

« 25 Entonces, ¡mira!, cierto hombre versado en la Ley se levantó, para probarlo, y dijo: “Maestro, ¿qué he de hacer para heredar la vida eterna?”. 26 Él le dijo: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?”. 27 Contestando, este dijo: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente’, y, ‘a tu prójimo como a ti mismo’”. 28 Él le dijo: “Contestaste correctamente; ‘sigue haciendo esto y conseguirás la vida’”. 29 Pero, queriendo probar que era justo, el hombre dijo a Jesús: “¿Quién, verdaderamente, es mi prójimo?”. 30 Respondiendo, Jesús dijo: “Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó entre salteadores, que lo despojaron y también le descargaron golpes, y se fueron, dejándolo medio muerto. 31 Ahora bien, por casualidad, cierto sacerdote bajaba por aquel camino, pero, cuando lo vio, pasó por el otro lado. 32 Así mismo, un levita también, cuando bajó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado. 33 Pero cierto samaritano que viajaba por el camino llegó a donde estaba y, al verlo, se enterneció. 34 De modo que se le acercó y le vendó sus heridas, y vertió en ellas aceite y vino. Luego lo montó sobre su propia bestia y lo llevó a un mesón y lo cuidó. 35 Y al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al mesonero, y dijo: ‘Cuídalo, y lo que gastes además de esto, te lo pagaré cuando vuelva acá’. 36 ¿Quién de estos tres te parece haberse hecho prójimo del que cayó entre los salteadores?”. 37 Él dijo: “El que actuó misericordiosamente para con él”. Entonces Jesús le dijo: “Ve y haz tú lo mismo” » (Lucas 10:25-37).

Esta ilustración es completamente atípica, singular. Es probable que la respuesta haya sorprendido a los judíos de la época. Los judíos y los samaritanos se odiaban tanto que en aquel tiempo, para insultar a uno de sus hermanos, a veces lo llamaban « samaritano »: « En respuesta, los judíos le dijeron: “¿No decimos correctamente: Tú eres samaritano y tienes demonio?”” (Ver Juan 8:48). Mediante este insulto, los judíos asociaban a los samaritanos, con humanos bajo la influencia de demonios. Jesucristo estaba al tanto de aquella situación. La ilustración del « Buen Samaritano » es obviamente parte del objetivo de Cristo, para denunciar sutilmente este racismo religioso judío, anti-samaritano. En Juan 4:7-26 podemos leer que Jesucristo dio testimonio a una mujer samaritana, lo que demuestra que no tenía prejuicios raciales.

Jesucristo fue aún más lejos en el contraste, al denunciar la no asistencia a persona en peligro, de un judío gravemente herido, por parte de un sacerdote y un levita, personas supuestamente ejemplares en la aplicación de la Ley de Dios, basada en la justicia y la misericordia (Mateo 23:23). Mientras que el samaritano, asistió a aquel hombre en serios apuros. Es tan sorprendente, el contraste entre aquellas dos actitudes, que uno se pregunta si finalmente Jesucristo no se basó en un acontecimiento real, que habría sucedido en los alrededores de Jericó. El mismo hecho de que Jesucristo sitúe el drama con mucha precisión en el camino entre Jerusalén y Jericó, parece indicar que a veces los viajeros podían ser víctimas de ladrones (Lucas 13:1-5, a veces Jesucristo podía ilustrar su enseñanza con acontecimientos reales). El relato muestra que el interlocutor hizo la pregunta a Jesucristo, no para informarse sinceramente, sino para “probar que era justo”. Jesucristo al percatarse de esto, le mostró que no era necesariamente así, pues, al concluir, le dijo: “Ve y haz tú lo mismo” (dando a entender que tenía que trabajar en este punto, de los prejuicios raciales entre los judíos y los samaritanos).

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La oveja y la moneda de dracma perdidas y encontradas

« Ahora bien, todos los recaudadores de impuestos y los pecadores seguían acercándose a él para oírle. 2 Por consiguiente, tanto los fariseos como los escribas seguían murmurando, diciendo: “Este hombre recibe con gusto a pecadores, y come con ellos”. 3 Entonces él les habló esta ilustración, y dijo: 4 “¿Qué hombre de ustedes que tiene cien ovejas, al perder una de ellas, no deja las noventa y nueve atrás en el desierto y va en busca de la perdida hasta que la halla? 5 Y cuando la ha hallado, la pone sobre sus hombros y se regocija. 6 Y cuando llega a casa convoca a sus amigos y a sus vecinos, y les dice: ‘Regocíjense conmigo, porque he hallado mi oveja que estaba perdida’. 7 Les digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de arrepentimiento.

8 ”¿O qué mujer que tiene diez monedas de dracma, si pierde una moneda de dracma, no enciende una lámpara y barre su casa y busca cuidadosamente hasta que la halla? 9 Y cuando la ha hallado, convoca a sus amigas y vecinas, y dice: ‘Regocíjense conmigo, porque he hallado la moneda de dracma que perdí’. 10 Así, les digo, surge gozo entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” » (Lucas 15:1-10).

Mientras Jesucristo está en compañía de los pecadores, los fariseos le reprochan tener malas asociasiones. Jesucristo les responderá con tres ilustraciones. Las dos ilustraciones de la oveja y la moneda perdidas y encontradas (arriba) y el hijo pródigo (abajo). Jesucristo les explica a los fariseos despiadados, que para Dios la vida de un solo ser humano en peligro es tan valiosa como la de otros humanos que están a salvo. En la ilustración de la oveja perdida, el pastor deja a salvo a las 99 ovejas, para poner toda su energía en encontrar y salvar a la oveja desaparecida. Jesucristo muestra que así como un pastor o una mujer pondrían toda su energía en recuperar lo que han perdido, Dios quiere que los pastores espirituales pongan la misma energía en salvar espiritualmente a los humanos bajo su cuidado.

Hay comportamientos que Jehová Dios y su Hijo Jesucristo condenan. Es importante conocerlos y hacer los cambios necesarios paulatinamente para agradar a Dios y a su Hijo. La actitud de Jesucristo hacia los pecadores que vivieron en su época nos ayuda a comprender mejor lo amable y paciente que es Jehová Dios su Padre. Jesucristo se esforzó con compasión por ayudar a los pecadores a regresar al camino recto de Dios. Tomemos varios ejemplos que muestran tanto su compasión, su paciencia como su constancia.

El capítulo del Evangelio de Lucas (19:1-10), Jesucristo llega a Jericó y hay una gran muchedumbre para darle la bienvenida. Y en esa multitud hay un hombre de tamaño pequeño, tratando de ver al famoso Jesús. Entonces se sube a un árbol que está en camino. Zaqueo es un recaudador de impuestos muy conocido por su falta de honradez. Cuando Jesús llega a su altura, levanta la cabeza y le dice a Zaqueo, para sorpresa de todos, que vendrá a comer a su casa. El relato agrega que la gente se sorprende de que Jesús vaya a comer a casa de un hombre de mala fama. El final del relato, entendemos por qué Jesús hizo esto. Después de que Zaqueo anuncie que se arrepiente de sus pecados y que concretamente repararía sus consecuencias, está escrito: « Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido » (Lucas 19:10).

El evangelio de Mateo (9:9-13) nos informa que Jesús eligió a Mateo, un recaudador de impuestos, como apóstol para seguirlo. Para su despedida, es probable que haya organizado una comida con sus excompañeros de trabajo, de acuerdo con lo que está escrito: “Luego, al ir pasando de allí, Jesús alcanzó a ver a un hombre, cuyo nombre era Mateo, sentado en la oficina de los impuestos, y le dijo: “Sé mi seguidor”. En seguida este se levantó y le siguió. Más tarde, estando él en la casa reclinado a la mesa, ¡mire!, muchos recaudadores de impuestos y pecadores vinieron y empezaron a reclinarse con Jesús y sus discípulos. Pero al ver esto, los fariseos se pusieron a decir a sus discípulos: “¿Por qué come su maestro con los recaudadores de impuestos y pecadores?”. Como [los] oyó, él dijo: “Las personas en salud no necesitan médico, pero los enfermizos sí. Vayan, pues, y aprendan lo que esto significa: ‘Quiero misericordia, y no sacrificio’. Porque no vine a llamar a justos, sino a pecadores””.

Tomemos un último ejemplo: el capítulo 4 del Evangelio de Juan nos informa que Jesús estaba muy cansado y se sentó cerca de un pozo para descansar. Una mujer samaritana se acercó al pozo para sacar agua. Jesús inició la conversación con ella. Durante la conversación espiritual, Jesús le dijo a aquella mujer, que él era el Cristo, algo que rara vez hacía (Juan 4:26). Entonces Jesús le hizo un gran honor al decirle esto. Sin embargo, en el versículo 18 de ese mismo capítulo, podemos leer que aquella mujer vivía en el pecado, porque estaba con un hombre sin estar casada (Juan 4:18). De estos tres ejemplos, entre otros, vemos que Jesucristo no dudó en estar con los pecadores para animarlos a tomar el camino recto de Dios.

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La Misericordia del Padre Celestial ilustrada por el Hijo Pródigo

« 11 Entonces dijo: “Cierto hombre tenía dos hijos. 12 Y el más joven de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me corresponde de la hacienda’. Entonces él les dividió su medio de vivir. 13 Más tarde, no muchos días después, el hijo más joven recogió todas las cosas y viajó al extranjero a un país distante, y allí malgastó su hacienda viviendo una vida disoluta. 14 Cuando lo hubo gastado todo, ocurrió un hambre severa por todo aquel país, y él comenzó a padecer necesidad. 15 Hasta fue y se acogió a uno de los ciudadanos de aquel país, y este lo envió a sus campos a guardar cerdos. 16 Y deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, y nadie le daba nada.

17 ”Cuando recobró el juicio, dijo: ‘¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré y haré el viaje a donde mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Hazme como uno de tus asalariados”’. 20 De modo que se levantó y fue a donde su padre. Mientras él estaba todavía lejos, su padre alcanzó a verlo, y se enterneció, y corrió y se le echó sobre el cuello y lo besó tiernamente. 21 Entonces el hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Hazme como uno de tus asalariados’. 22 Pero el padre dijo a sus esclavos: ‘¡Pronto!, saquen una ropa larga, la mejor, y vístanlo con ella, y pónganle un anillo en la mano y sandalias en los pies. 23 Y traigan el torillo cebado, degüéllenlo, y comamos y gocemos, 24 porque este hijo mío estaba muerto y volvió a vivir; estaba perdido y fue hallado’. Y comenzaron a gozar.

25 ”Pues bien, su hijo mayor estaba en el campo; y a medida que venía y se acercaba a la casa oyó un concierto de música y danzas. 26 De modo que llamó a sí a uno de los sirvientes e inquirió qué significaban estas cosas. 27 Él le dijo: ‘Tu hermano ha venido, y tu padre degolló el torillo cebado, porque lo recobró en buena salud’. 28 Pero él se airó, y no quiso entrar. Entonces su padre salió y se puso a suplicarle. 29 En respuesta, él dijo a su padre: ‘Hace ya tantos años que he trabajado para ti como un esclavo, y ni una sola vez transgredí tu mandamiento, y, no obstante, a mí ni una sola vez me diste un cabrito para que gozara con mis amigos. 30 Pero tan pronto como llegó este hijo tuyo que se comió tu medio de vivir con las rameras, le degollaste el torillo cebado’. 31 Entonces él le dijo: ‘Hijo, tú siempre has estado conmigo, y todas las cosas que son mías son tuyas; 32 pero simplemente teníamos que gozar y tener regocijo, porque este hermano tuyo estaba muerto y llegó a vivir, y estaba perdido y fue hallado’” » (Lucas 15:11-32).

A través de la ilustración del hijo pródigo, Jesucristo nos permite entender mejor el modo de actuar de su Padre en las situaciones en que sus criaturas ponen en tela de juicio, por un tiempo, su autoridad. El hijo pródigo le pidió a su padre su herencia y que se fuera de la casa. El padre permitió que su hijo ya adulto tomara aquella decisión, que hiciera su propio camino en la vida, pero también que asumiera las consecuencias. En la ilustración, después de un tiempo de vida disoluta, el hijo decide volver a casa de su Padre. El hijo se arrepiente, el padre lo perdona y celebra su regreso con una gran fiesta. El padre no juzga los motivos que esimularon al hijo a volver. En la ilustración el hijo vuelve a su padre por la fuerza de las circunstancias, y basado en un razonamiento de sabiduría práctica. El mensaje de Cristo es hacer entender que la misericordia de su Padre llegará hasta el punto de aceptar esta sabiduría práctica resultado de la fuerza de las cosas que puede llevar al hombre al arrepentimiento.

La ilustración tiene una segunda parte que describe la reacción indignada y con celos del hermano del hijo pródigo. Critica a su padre por haber organizado una fiesta para celebrar el regreso de su hermano, mientras que él mismo nunca ha sido objeto de tanta atención. Vemos otra ilustración de la misericordia y paciencia de Dios con los humanos de corazón duro. Mientras su hijo se ofende, el padre va a verlo para resolver esta situación. Lo que el hijo le dice a su padre, revela sus motivaciones: « Hace ya tantos años que he trabajado para ti como un esclavo, y ni una sola vez transgredí tu mandamiento, y, no obstante, a mí ni una sola vez me diste un cabrito para que gozara con mis amigos ». En lugar de centrarse en la vuelta de su hermano sano y salvo, lo convierte en un asunto personal, basado en un razonamiento completamente egoísta, basado solo en él mismo. Dice que trabajó « como un esclavo » sin transgredir su mandato, demostrando que la lealtad a su padre era formalista y desprovista de cualquier sentimiento de amor por él. A esto hay que agregar un absoluto desprecio por su hermano, cuando le dice a su padre, “tan pronto como llegó este hijo tuyo que se comió tu medio de vivir con las rameras”. Él le recuerda con dureza la conducta pasada de su hermano. Ni siquiera usa la frase « mi hermano ». En la respuesta paciente del padre a su hijo indignado, le recuerda (indirectamente) que si es su hijo, también es su hermano.

No hay duda de que este hijo formalista y despiadado, es el reflejo del comportamiento duro y despiadado de los escribas y fariseos del tiempo de Cristo: « ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque dan el décimo de la hierbabuena y del eneldo y del comino, pero han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad. Era obligatorio hacer estas cosas, y sin embargo no desatender las otras cosas” (Mateo 23:23).

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Una lección de misericordia

« 36 Ahora bien, uno de los fariseos seguía invitándolo a comer con él. Por consiguiente, él entró en la casa del fariseo y se reclinó a la mesa. 37 Y ¡mira!, una mujer que era conocida en la ciudad como pecadora se enteró de que él estaba reclinado a la mesa en casa del fariseo, y trajo una cajita de alabastro llena de aceite perfumado 38 y, tomando una posición detrás, junto a sus pies, lloró y comenzó a mojarle los pies con sus lágrimas, y se los enjugaba con los cabellos de su cabeza. También, le besaba los pies tiernamente y se los untaba con el aceite perfumado. 39 Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo dentro de sí: “Este hombre, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora”. 40 Pero, respondiendo, Jesús le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”. Él dijo: “Maestro, ¡dilo!”.

41 “Dos hombres eran deudores a cierto prestamista; el uno le debía quinientos denarios, pero el otro cincuenta. 42 Cuando no tuvieron con qué pagar, él sin reserva perdonó a ambos. Por lo tanto, ¿cuál de ellos le amará más?” 43 Contestando, Simón dijo: “Supongo que será aquel a quien sin reserva le perdonó más”. Él le dijo: “Juzgaste correctamente”. 44 Con eso, se volvió a la mujer y dijo a Simón: “¿Contemplas a esta mujer? Entré en tu casa; no me diste agua para los pies. Pero esta mujer me ha mojado los pies con sus lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos. 45 No me diste beso; pero esta mujer, desde la hora que entré, no ha dejado de besarme los pies tiernamente. 46 No me untaste la cabeza con aceite; pero esta mujer me ha untado los pies con aceite perfumado. 47 En virtud de esto, te digo, los pecados de ella, por muchos que sean, son perdonados, porque amó mucho; mas al que se le perdona poco, poco ama”. 48 Entonces le dijo a ella: “Tus pecados son perdonados”. 49 Ante esto, los que estaban reclinados a la mesa con él comenzaron a decir dentro de sí: “¿Quién es este hombre que hasta perdona pecados?”. 50 Pero él dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado; vete en paz” » (Lucas 7:36-50).

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Perdonar hasta 77 veces

« 21 Entonces se acercó Pedro y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces ha de pecar contra mí mi hermano y he de perdonarle yo? ¿Hasta siete veces?”. 22 Jesús le dijo: “No te digo: Hasta siete veces, sino: Hasta setenta y siete veces.

23 ”Por eso el reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre, un rey, que quiso ajustar cuentas con sus esclavos. 24 Cuando comenzó a ajustarlas, le fue traído un hombre que le debía diez mil talentos [=60.000.000 de denarios]. 25 Pero como no tenía con qué pagar[lo], su amo ordenó que fueran vendidos él y su esposa y sus hijos y todas las cosas que tenía, y que se hiciera el pago. 26 Por lo tanto, el esclavo cayó y se puso a rendirle homenaje, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. 27 Enternecido por esto, el amo de aquel esclavo lo dejó ir libre y canceló su deuda. 28 Pero aquel esclavo salió y encontró a uno de sus coesclavos que le debía cien denarios; y, agarrándolo, lo ahogaba, diciendo: ‘Paga todo lo que debes’. 29 Con eso, su coesclavo cayó y se puso a suplicarle, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré’. 30 Sin embargo, él no quiso, sino que se fue e hizo que lo echaran en prisión hasta que pagara lo que se debía. 31 Por lo tanto, al ver sus coesclavos las cosas que habían sucedido, se contristaron mucho, y fueron y aclararon a su amo todo lo que había sucedido. 32 Entonces su amo mandó llamarlo y le dijo: ‘Esclavo inicuo, yo te cancelé toda aquella deuda, cuando me suplicaste. 33 ¿No deberías tú, en cambio, haberle tenido misericordia a tu coesclavo, como yo también te tuve misericordia a ti?’. 34 Con eso, su amo, provocado a ira, lo entregó a los carceleros, hasta que pagara todo lo que se debía. 35 Del mismo modo también tratará mi Padre celestial con ustedes si no perdonan de corazón cada uno a su hermano” » (Mateo 18:21-35).

Jesucristo repite un punto de enseñanza muy importante, para obtener la misericordia de Dios, escrito en Mateo 6:14,15. Muestra que la calidad de nuestra relación con Dios depende de la relación que tengamos con nuestro prójimo: « Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes » (Mateo 5:23,24, 1 Juan 3:15, 4:8).

¿Significa esto que el cristiano tiene la obligación de perdonar todo? Como toda enseñanza bíblica, debe basarse en el contexto de las declaraciones de Cristo. En Mateo 6:14,15, Jesucristo muestra que los humanos deben perdonar absolutamente los pecados de su prójimo. Sin embargo, este mandato al perdón es parte de una relación humana normal con sus tensiones, ofensas más o menos graves. Volviendo al contexto de este mandamiento del perdón al prójimo, en Mateo 5:23,24, tenemos la confirmación de que este perdón requerido está en un marco cotidiano de la relación humana, que muchas veces requiere ajustes para lograr relaciones serenas, día a dia. Y el perdón ayuda a aliviar las tensiones y a aprender a soportarse unos a otros (Romanos 15:1,2).

Volviendo a la pregunta de 7 veces el perdón, mencionada por el apóstol Pedro, y la respuesta de Cristo de 77 veces el perdón, enfatiza más en la calidad del perdón. De hecho, si una persona se dice a sí misma, solo le perdonaré 7 veces, ¿realmente perdona a su prójimo, sacando la cuenta de los pecados? La respuesta de Cristo hace que tal cuenta sea más difícil. Lo que significa que la persona que perdona a su prójimo lo hará de todo corazón, sin rencor residual que lo empuje a hacer un conteo. Si hemos entendido que Jesucristo, en Mateo 18, insiste en la buena cualidad del perdón de todo corazón, entonces entenderemos también, según el contexto de este mismo capítulo, que no es una invitación a perdonar todo.

La pregunta del apóstol Pedro acerca de perdonar siete veces, proviene precisamente de una declaración de Cristo que describe una situación que podría llevar a no perdonar: “Además, si tu hermano comete un pecado, ve y pon al descubierto su falta entre tú y él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no escucha, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres testigos se establezca todo asunto. Si no les escucha a ellos, habla a la congregación. Si no escucha ni siquiera a la congregación, sea para ti exactamente como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos » (Mateo 18:15-17). Este texto no debe confundirse con Mateo 5:23,24 porque Jesucristo, en Mateo 18, menciona que la naturaleza de los pecados requeriría, en caso de negación por parte del culpable, la intervención de dos o tres testigos y luego de las autoridades espirituales de la congregación cristiana. Son pecados graves relacionados con calumnias que dañan la buena reputación de una persona, o incluso problemas de reconocimiento de deudas, o incluso más graves, estafas.

Hay que mencionar los pecados muy serios (que no entran en el marco de Mateo 18,15-17, pero que son de la responsabilidad de la justicia policial y de los tribunales), los delitos de sangre y sexuales, como la violación y la pedofilia. Obviamente, las víctimas de tales actos asquerosos, no están bajo la obligación del perdón mencionado en Mateo 18:21-35. En aquellas situaciones extremadamente dolorosas, son las víctimas o sus familiares, quienes deciden en conciencia si perdonar o no. En todo caso, es Dios, por medio de Cristo rey, quien juzgará la obra de cada uno: “De manera que cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios” (Romanos 14:12).

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Los trabajadores de la undécima hora

Los últimos serán los primeros y los primeros últimos

« Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, un amo de casa, que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña. 2 Cuando hubo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3 Saliendo también cerca de la hora tercera, vio a otros que estaban de pie desocupados en la plaza del mercado; 4 y a aquellos dijo: ‘Ustedes también, vayan a la viña, y les daré lo que sea justo’. 5 De modo que ellos se fueron. Él volvió a salir cerca de la hora sexta, y de la nona, e hizo lo mismo. 6 Finalmente, salió cerca de la hora undécima y halló a otros de pie, y les dijo: ‘¿Por qué han estado de pie aquí desocupados todo el día?’. 7 Le dijeron: ‘Porque nadie nos ha contratado’. Les dijo: ‘Ustedes también vayan a la viña’.

8 ”Cuando empezó a anochecer, el amo de la viña dijo a su encargado: ‘Llama a los obreros y págales su salario, procediendo desde los últimos hasta los primeros’. 9 Cuando vinieron los hombres de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. 10 Por eso, cuando vinieron los primeros, concluyeron que ellos recibirían más; pero ellos también recibieron pago a razón de un denario. 11 Al recibirlo, se pusieron a murmurar contra el amo de casa 12 y dijeron: ‘¡Estos últimos trabajaron una sola hora; no obstante, los hiciste iguales a nosotros que soportamos el peso del día y el calor ardiente!’. 13 Mas él, respondiendo a uno de ellos, dijo: ‘Amigo, no te hago ningún mal. Conviniste conmigo por un denario, ¿no es verdad? 14 Toma lo tuyo y vete. Quiero dar a este último lo mismo que a ti. 15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con mis propias cosas? ¿O es inicuo tu ojo porque yo soy bueno?’. 16 De esta manera los últimos serán primeros, y los primeros, últimos » (Mateo 20:1-16).

Parece que Jesucristo utiliza esta ilustración para aclarar el significado de la enigmática frase que repitió varias veces: « Los últimos serán los primeros y los primeros, los últimos ». En el capítulo anterior, en Mateo 19:30, después de pronunciar esta frase, en el versículo anterior, dice que sus discípulos pasarían por pruebas, pero luego recibirían el cumplimiento de su esperanza, la vida eterna. Encontramos esta misma enseñanza en Marcos 10:23-31 y Lucas 13:22-30, concluyéndola con esta misma frase. Al hacer la conexión de los comentarios anteriores a esta expresión, con la ilustración de los trabajadores de la undécima hora, logramos entender mejor.

El amo de casa que contrata a los trabajadores, es Jesucristo. Los trabajadores son los discípulos de Cristo. El trabajo en la viña es el ministerio cristiano como un todo. El pago del « denario » es el cumplimiento de la esperanza de la vida eterna. La particularidad de este salario es que es fijo, un denario por jornada de trabajo, independientemente del número de horas. Por supuesto, en esta situación, son los últimos reclutados los más beneficiados por este sistema de pago, mientras que los primeros reclutados son los menos favorecidos.

En la ilustración, Jesucristo hace reaccionar a los trabajadores de la primera hora, quienes murmuran contra este arreglo, al ver que después de haber trabajado doce horas, se encuentran con el denario previsto en el contrato verbal y nada más. Mientras que los trabajadores de la undécima hora, reciben exactamente el mismo salario que aquellos: un denario la jornada de una hora. El dueño de la casa, sin embargo, les responde de manera contundente: primero, estaban ambos de acuerdo con el precio de un denario, el día de trabajo, independientemente del número de horas trabajadas. Los primeros trabajadores dejan entender que el amo de casa no ha sido justo con ellos. En segundo lugar, el dueño de la casa les responde con una lógica igualmente implacable: « ¿No me es lícito hacer lo que quiero con mis propias cosas? ¿O es inicuo tu ojo porque yo soy bueno? ».

En cuanto a la misericordia de Dios, hacia los últimos y los primeros en llegar, la ilustración de Cristo, hace eco a la proclamación hecha ante Moisés, en el momento de la manifestación de la gloria de Jehová Dios, el Padre Celestial: « Ciertamente favoreceré al que favorezca, y ciertamente mostraré misericordia al que le muestre misericordia » (Éxodo 33:19). Jehová Dios, el Padre, y Jesucristo, el Hijo, muestran misericordia como mejor les parezca, con los humanos de su elección, sin importar el número de años que hayan servido a Dios el Padre y a Jesucristo el Hijo. El precio será exactamente el mismo: la vida eterna tanto para los primeros como para los últimos.

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 Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado

« 7 Entonces pasó a decir a los invitados una ilustración, puesto que reparó en cómo escogían para sí los lugares más prominentes, y les dijo: 8 “Cuando alguien te invita a un banquete de bodas, no te recuestes en el lugar más prominente. Puede que alguien más distinguido que tú haya sido invitado por él en ese tiempo, 9 y que venga el que los invitó a ti y a él y te diga: ‘Deja que este tenga el lugar’. Y entonces tendrás que irte con vergüenza a ocupar el lugar más bajo. 10 Pero cuando se te invita, ve y reclínate en el lugar más bajo, para que cuando venga el que te haya invitado te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Entonces tendrás honra delante de todos los demás convidados contigo. 11 Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado » (Lucas 14:7-11).

En otra ilustración, Jesucristo muestra cómo una persona puede ser humilde u orgullosa, según cómo se vea a sí misma. Esta segunda ilustración, servirá de comentario a la primera, sobre todo porque Jesucristo la concluyó de la misma manera: “Pero habló esta ilustración también a algunos que confiaban en sí mismos como justos, y que consideraban como nada a los demás:  “Dos hombres subieron al templo a orar, el uno fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo se puso de pie y oraba para sí estas cosas: ‘Oh Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres, dados a extorsión, injustos, adúlteros, ni siquiera como este recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana, doy el décimo de todas las cosas que adquiero’. Pero el recaudador de impuestos, estando de pie a la distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos hacia el cielo, sino que se golpeaba el pecho, y decía: ‘Oh Dios, sé benévolo para conmigo, que soy pecador’. Les digo: Este hombre bajó a su casa probado más justo que aquel; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado »” (Lucas 18:9-14).

Lo que es cierto a nivel individual, puede comprobarse a nivel congregacional. Así como una persona puede ser humilde y modesta u orgullosa y presuntuosa, una congregación en su conjunto puede tener una reputación de humildad o, por el contrario, de arrogancia. Tomemos el ejemplo de dos congregaciones entre las siete que Jesucristo glorificado disciplinó: La congregación de Sardis y la congregación de Esmirna.

La congregación de Sardis tuvo una actitud arrogante, y en su mensaje Jesucristo la reprendió muy duramente: « Y al ángel de la congregación que está en Sardis escribe: Estas son las cosas que dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: ‘Conozco tus hechos, que tienes nombre de estar vivo, pero estás muerto. Hazte vigilante, y fortalece las cosas restantes que estaban a punto de morir, porque no he hallado tus hechos plenamente ejecutados delante de mi Dios. Por lo tanto, continúa teniendo presente cómo has recibido y cómo oíste, y sigue guardándolo, y arrepiéntete. Ciertamente, a menos que despiertes vendré como ladrón, y no sabrás de ningún modo a qué hora vendré sobre ti » (Apocalipsis 3:1-3). Obviamente, esta congregación tenía la misma mentalidad que aquel fariseo muy satisfecho de sí mismo, y que de paso, denigraba a los que no eran como él.

La congregación de Esmirna tenía un espíritu completamente distinto: « Y al ángel de la congregación que está en Esmirna, escribe: Estas son las cosas que él dice, ‘el Primero y el Último’, que llegó a estar muerto y llegó a vivir de nuevo: ‘Conozco tu tribulación y pobreza —pero eres rico— y la blasfemia por parte de los que dicen que ellos mismos son judíos, y sin embargo no lo son, sino que son una sinagoga de Satanás. No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente, y para que tengan tribulación diez días. Pruébate fiel hasta la misma muerte, y yo te daré la corona de la vida. El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones: El que venza, de ninguna manera recibirá daño de la muerte segunda » (Apocalipsis 2:8-11).

Así como a nivel individual debemos permanecer vigilantes en cuanto a nuestra manera de comportarnos y en el modo que tenemos de vernos a nosotros mismos, así mismo los pastores de las diferentes congregaciones, deben cuidar de mantener un buen ambiente de amor, humildad y modestia, los unos para con los otros: « Pues por la bondad inmerecida que se me ha dado digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que sea necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga juicio sano, cada uno según le haya distribuido Dios una medida de fe. (…) Estén dispuestos para con otros del mismo modo como lo están para consigo mismos; no tengan la mente puesta en cosas encumbradas, sino déjense llevar con las cosas humildes. No se hagan discretos a sus propios ojos” (Juan 13:34,35; Romanos 12:3,16).

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Una lección de humildad

« Ahora bien, puesto que antes de la fiesta de la pascua sabía que había llegado su hora para irse de este mundo al Padre, Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 2 Así que, mientras estaba en progreso la cena, como el Diablo ya había metido en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que lo traicionara, 3 [Jesús,] sabiendo que el Padre había dado en sus manos todas las cosas, y que de Dios había venido y a Dios iba, 4 se levantó de la cena y puso a un lado sus prendas de vestir exteriores. Y, tomando una toalla, se ciñó. 5 Después de aquello echó agua en una palangana y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido. 6 Y vino, pues, a Simón Pedro. Él le dijo: “Señor, ¿tú me lavas los pies?”. 7 En respuesta, Jesús le dijo: “Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo entenderás después de estas cosas”. 8 Pedro le dijo: “Tú ciertamente no me lavarás los pies nunca”. Jesús le contestó: “A menos que te lave, no tienes parte conmigo”. 9 Le dijo Simón Pedro: “Señor, no los pies solamente, sino también las manos y la cabeza”. 10 Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, sino que está todo limpio. Y ustedes están limpios, pero no todos”. 11 Conocía, en efecto, al hombre que lo traicionaba. Por esto dijo: “No todos ustedes están limpios”.

12 Ahora bien, cuando les hubo lavado los pies y se hubo puesto sus prendas de vestir exteriores y recostado de nuevo a la mesa, les dijo: “¿Saben lo que les he hecho? 13 Ustedes me llaman: ‘Maestro’, y, ‘Señor’, y hablan correctamente, porque lo soy. 14 Por eso, si yo, aunque soy Señor y Maestro, les he lavado los pies a ustedes, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. 15 Porque yo les he puesto el modelo, que, así como yo hice con ustedes, ustedes también deben hacerlo. 16 Muy verdaderamente les digo: El esclavo no es mayor que su amo, ni es el enviado mayor que el que lo envió. 17 Si saben estas cosas, felices son si las hacen. 18 No hablo de todos ustedes; yo conozco a los que he escogido. Mas es para que se cumpla la Escritura: ‘El que comía de mi pan ha alzado contra mí su talón’. 19 Desde este momento en adelante se lo digo a ustedes antes que suceda, para que cuando suceda ustedes crean que soy yo. 20 Muy verdaderamente les digo: El que recibe a cualquiera a quien yo envío me recibe a mí también. A su vez, el que me recibe a mí recibe también al que me envió” » (Juan 13:1-20).

En Israel, en la época de Jesucristo, cuando se invitaba a una persona a una comida, el anfitrión se encargaba de lavarle los pies (Lucas 7:44). Durante la última Pascua de Cristo, el proprietario del lugar no estaba presente. Por lo que para un acontecimiento tan importante como aquella celebración, era necesario respetar aquella tradición de hospitalidad. En este caso, uno de los doce habría podido tomar la iniciativa, no necesariamente para lavar los pies de todos, pero al menos, tomar la delantera en este sentido, para que los demás pudieran lavarse los pies. Ninguno hizo el esfuerzo de ponerse al servicio de los demás. El hecho de que Jesucristo lo hiciera, sorprendió tanto a los doce apóstoles, que hasta Pedro se sintió muy avergonzado (Juan 13:8).

Con esta acción tan sorprendente de parte del Cristo de lavar los pies de sus discípulos (incluidos los del traidor Judas Iscariote), mostró que la necesidad de ser humilde no tiene que ser solo una visión de la mente, sino también verse en acciones concretas. En la explicación del significado de lo que hizo, Jesucristo mostró que el discípulo debe estar dispuesto a servir a sus hermanos y hermanas espirituales, incluso en la obra más difícil, que se ven tan devaluada como la de lavar los pies al prójimo.

Para dar solo un ejemplo que ilustre los valores de la soberanía humana y la soberanía de Dios, detengámonos en la función de ministro o ministerio. Las palabras hebrea y griega tienen el significado de siervo, hasta de esclavo en sentido amplio (alguien que trabaja para un amo). Así, en muchos países, cuando alguien ocupa el cargo de ministro, en un gobierno, se piensa en algo de prestigioso, con todo lo que ello conlleva. Sin embargo, un ministro y un ministerio cristiano, aunque sea una vocación muy honrosa desde el punto de vista de Dios y de quien la ejerce, ofrece muy pocas ventajas materiales, muy poco prestigio, hasta ninguno, en sentido social. El ministro cristiano paga los gastos económicos y materiales de su ministerio, lo que hace que tiene una vida sencilla, al servicio de los demás.

En pocas palabras, en la soberanía humana, ya sea gubernamental, económica o financiera, a menudo son los « ministros », los presidentes a quienes se les lavan los pies simbólicamente (o se les lustran los zapatos). El ministerio cristiano es exactamente lo contrario, simbólicamente lava los pies de los demás. Jesucristo mostró que ser humilde es tener este estado mental para estar al servicio de los demás.

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El rico y Lázaro el mendigo

« 19 ”Pero cierto hombre era rico, y se ataviaba de púrpura y lino, y gozaba de día en día con magnificencia. 20 Pero a su puerta solían colocar a cierto mendigo, de nombre Lázaro, lleno de úlceras 21 y deseoso de saciarse de las cosas que caían de la mesa del rico. Sí; además, los perros venían y le lamían las úlceras. 22 Pues bien, con el pasar del tiempo el mendigo murió, y fue llevado por los ángeles a [la posición del] seno de Abrahán. También, el rico murió y fue sepultado. 23 Y en el Hades él alzó los ojos, mientras existía en tormentos, y vio de lejos a Abrahán y a Lázaro en [la posición del] seno con él. 24 De modo que llamó y dijo: ‘Padre Abrahán, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy en angustia en este fuego llameante’. 25 Pero Abrahán dijo: ‘Hijo, acuérdate de que recibiste de lleno tus cosas buenas en tu vida, pero Lázaro correspondientemente las cosas perjudiciales. Ahora, sin embargo, él tiene consuelo aquí, pero tú estás en angustia. 26 Y además de todas estas cosas, se ha fijado una gran sima entre nosotros y ustedes, de modo que los que quieran pasar de aquí a ustedes no pueden, ni se puede cruzar de allá a nosotros’. 27 Entonces dijo: ‘En tal caso te pido, padre, que lo envíes a la casa de mi padre, 28 porque tengo cinco hermanos, para que les dé un testimonio cabal, a fin de que no entren ellos también en este lugar de tormento’. 29 Pero Abrahán dijo: ‘Tienen a Moisés y a los Profetas; que escuchen a estos’. 30 Entonces él dijo: ‘No, por cierto, padre Abrahán, pero si alguien va a ellos de entre los muertos se arrepentirán’. 31 Pero él le dijo: ‘Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, tampoco se dejarán persuadir si alguien se levanta de entre los muertos’” » (Lucas 16:19-31).

En la ilustración, Lázaro el mendigo, representa al pueblo espiritualmente hambriento, sin ninguna orientación concreta: “Pues, al salir, él vio una muchedumbre grande, y se enterneció por ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Y comenzó a enseñarles muchas cosas” (Marcos 6:34). En el Sermón del Monte, Jesucristo hizo esta declaración: « Felices son los que son mendigos del espíritu, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos » (Mateo 5:3).

El rico, representa a los hombres que debían cuidar de enseñar al pueblo y darle una orientación espiritual en la vida por medio de la enseñanza de la Biblia. La muerte del mendigo y del rico, representa un cambio de condición, provocado por el ministerio de la Palabra de Cristo. Aquella muerte, o cambio en la condición espiritual, llevó al mendigo Lázaro, el pueblo deseoso de agradar a Dios, a obtener la aprobación de Dios (Hechos capítulos 1-3). Por otra parte, la muerte del rico, la clase de los hombres que debían enseñar al pueblo, se encontraron en un estado atormentado de desaprobación divina, lo que causaba en ellos una furia asesina (Hechos 4).

La proclamación de las buenas nuevas es una bendición, para los que representan a “Lázaro el mendigo”, para los que sufren por la soberanía del hombre en la tierra y que gozarán eternamente de las bendiciones de Dios: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, me envió para predicar una liberación a los cautivos y un recobro de vista a los ciegos, para despachar a los quebrantados con una liberación, para predicar el año acepto de Jehová” (Lucas 4:18,19; Isaías 61:1-4).

La proclamación de las buenas nuevas es una maldición, para « el rico », para los que no quieren obedecer a Dios. Leyendo el capítulo 23 de Mateo, Jesucristo hace una proclamación de juicio contra la clase dirigente espiritual, de los escribas y los fariseos, por no haber alimentado espiritualmente al pueblo.

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El Sembrador de la Palabra del Reino y los Tres Suelos

« 3 Entonces les dijo muchas cosas por ilustraciones, diciendo: “¡Miren! Un sembrador salió a sembrar; 4 y al ir sembrando, algunas[semillas cayeron a lo largo del camino, y vinieron las aves y se las comieron. 5 Otras cayeron sobre pedregales donde no tenían mucha tierra, y brotaron en seguida por no tener profundidad de tierra. 6 Pero cuando salió el sol, se chamuscaron, y, por no tener raíz, se marchitaron. 7 Otras, también, cayeron entre los espinos, y los espinos crecieron y las ahogaron. 8 Otras más cayeron sobre la tierra excelente, y daban fruto, esta de a ciento por uno, aquella de a sesenta, la otra de a treinta. 9 El que tiene oídos, escuche”. (…) 18 Ustedes, pues, escuchen la ilustración del hombre que sembró. 19 Cuando alguien oye la palabra del reino, pero no capta el sentido de ella, el inicuo viene y arrebata lo que se sembró en su corazón; este es el que se sembró a lo largo del camino. 20 En cuanto al que se sembró sobre los pedregales, este es el que oye la palabra y en seguida la acepta con gozo. 21 Sin embargo, no tiene raíz en sí mismo, sino que continúa por un tiempo, y después que ha surgido tribulación o persecución a causa de la palabra, en seguida se le hace tropezar. 22 En cuanto al que se sembró entre los espinos, este es el que oye la palabra, pero la inquietud de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas ahogan la palabra, y él se hace infructífero. 23 En cuanto al que se sembró sobre la tierra excelente, este es el que oye la palabra y capta el sentido de ella, que verdaderamente lleva fruto y produce, este de a ciento por uno, aquel de a sesenta, el otro de a treinta » (Mateo 13:3-9,18-23).

Evitando repetir las explicaciones de Jesucristo, aclararemos en cambio ciertas expresiones. La siembra, al igual que la del trigo u otros cereales, representa la actividad de la predicación pública de la Palabra de Dios, la Biblia, como lo expresó Jesucristo en Mateo 24:14. Jesucristo dice que aquella palabra del reino se siembra en el corazón de la persona. El corazón simbólico es lo que constituye el interior espiritual y mental de una persona, con sus buenos o malos pensamientos y razonamientos.

En el capítulo 15 de Mateo, simplemente explicó la actividad mental y espiritual de un corazón humano simbólico: « Sin embargo, las cosas que proceden de la boca salen del corazón, y esas cosas contaminan al hombre. Por ejemplo, del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre; mas el tomar una comida con las manos sin lavar no contamina al hombre” (Mateo 15:18-20). En este caso, Jesucristo está describiendo una actividad espiritual dañina del corazón humano. En la ilustración del sembrador, describe tres clases de corazones o cualidades de suelo, un corazón insensible, el camino, un corazón superficial, la tierra cubierta de espinas, y un corazón receptivo, la tierra rica donde cae la semilla del reino y brota.

Detengámonos brevemente en las semillas y el suelo de calidad. ¿Quién asegura que el encuentro de los dos elementos permita que la semilla germine de tal manera que dé frutos? Es Dios, como señaló el apóstol Pablo: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer; de modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que lo hace crecer” (1 Corintios 3:6,7). ¿Significa esto que es Dios quien escoge el corazón humano donde brotará la semilla del reino? Sí. El libro de los Hechos explica cómo Dios hace brotar la semilla, la palabra del reino, en el corazón humano, que Él considera buena tierra: « Y el día de sábado salimos fuera de la puerta junto a un río, donde pensábamos que había un lugar de oración; y nos sentamos y empezamos a hablar a las mujeres que se habían congregado. Y cierta mujer por nombre Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira y adoradora de Dios, estaba escuchando, y Jehová le abrió el corazón ampliamente para que prestara atención a las cosas que Pablo estaba hablando” (Hechos 16:13,14). Dios tiene la capacidad de observar la calidad de un corazón espiritual humano como dijo brevemente el apóstol Pedro en una oración: « Tú, oh Jehová, que conoces los corazones de todos » (Hechos 1:24).

¿Qué representan los frutos del reino producidos por la persona cuya semilla del reino ha brotado en su corazón? Es simplemente un comportamiento cristiano que representa una luz espiritual que da gloria a Dios entre los humanos que la observan: « Ustedes son la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad cuando está situada sobre una montaña. No se enciende una lámpara y se pone debajo de la cesta de medir, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así mismo resplandezca la luz de ustedes delante de los hombres, para que ellos vean sus obras excelentes y den gloria al Padre de ustedes que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).

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La semilla excelente y la mala hierba

« 24 Otra ilustración les propuso, diciendo: “El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre que sembró semilla excelente en su campo. 25 Mientras los hombres dormían, vino el enemigo de él y sobresembró mala hierba entre el trigo, y se fue. 26 Cuando el tallo brotó y produjo fruto, entonces apareció también la mala hierba. 27 De modo que los esclavos del amo de casa vinieron y le dijeron: ‘Amo, ¿no sembraste semilla excelente en tu campo? Entonces, ¿cómo sucede que tiene mala hierba?’. 28 Él les dijo: ‘Un enemigo, un hombre, hizo esto’. Ellos le dijeron: ‘¿Quieres, pues, que vayamos y la juntemos?’. 29 Él dijo: ‘No; no sea que por casualidad, al juntar la mala hierba, desarraiguen el trigo junto con ella. 30 Dejen que ambos crezcan juntos hasta la siega; y en la época de la siega diré a los segadores: Junten primero la mala hierba y átenla en haces para quemarla; entonces pónganse a recoger el trigo en mi granero’”. (…) 36 Luego, después de despedir a las muchedumbres, entró en la casa. Y sus discípulos vinieron a él y dijeron: “Explícanos la ilustración de la mala hierba en el campo”. 37 En respuesta dijo: “El sembrador de la semilla excelente es el Hijo del hombre; 38 el campo es el mundo; en cuanto a la semilla excelente, estos son los hijos del reino; pero la mala hierba son los hijos del inicuo, 39 y el enemigo que la sembró es el Diablo. La siega es una conclusión de un sistema de cosas, y los segadores son los ángeles. 40 De manera que, así como se junta la mala hierba y se quema con fuego, así será en la conclusión del sistema de cosas. 41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y ellos juntarán de su reino todas las cosas que hacen tropezar, y a los que cometen desafuero, 42 y los arrojarán en el horno de fuego. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes. 43 En aquel tiempo los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, escuche » (Mateo 13:24-30,36-43).

La ilustración representa Jesucristo, como sembrador, quien puso los cimientos para la nueva congregación cristiana, sembrando la semilla excelente, es decir, los seguidores de Cristo que se esforzaban al máximo por hacer la voluntad de Dios. Primero nombró a doce apóstoles, y en el Pentecostés de 33 E.C., miles de seguidores de Cristo constituyeron esta excelente simiente o congregación cristiana (En el libro de los Hechos de los Apóstoles, hay el relato del nacimiento de la congregación cristiana).

La expresión que se refiere al hecho de que los hombres dormían, podría aludir a dos cosas. Podría referirse a la muerte de todos los apóstoles, pero también de los discípulos que conocieron a Cristo y que formaban parte de aquella base sana de las fundaciones de la congregación cristiana. Mientras aquellos hombres vivían, eran un verdadero baluarte contra la infiltración diabólica de individuos inicuos dentro de la congregación cristiana. La expresión del sueño de los hombres, podría aludir también a la larga noche de oscurantismo espiritual que oscureció a toda la congregación cristiana. Esta noche espiritual duró muchos siglos, y durante ese tiempo, Satanás el diablo pudo muy fácilmente sembrar a muchos individuos malvados que corrompieron gravemente la enseñanza dentro de la congregación cristiana.

La corrupción de toda la congregación cristiana por parte de personas malintencionadas se ha producido durante muchos siglos de dos maneras. Una corrupción de la enseñanza cristiana con la infiltración masiva de enseñanzas y filosofías grecorromanas paganas, como la trinidad, el culto de la cruz, el culto mariano, el culto de los santos, los dogmas de la inmortalidad del alma, el fuego del infierno, el purgatorio y muchas otras enseñanzas no bíblicas. La segunda forma principal de corrupción en la congregación cristiana ha sido el comportamiento. Hubo la infiltración masiva de prácticas y ritos idólatras, inmoralidad sexual y violencia bélica, las llamadas congregaciones « cristianas » organizaron cruzadas y campañas militares colonialistas, que masacraron a muchas personas, en muchos países y continentes. Durante este largo período de oscuridad espiritual, era muy difícil distinguir la semilla excelente, de la mala hierba.

La Reforma protestante, entre los siglos XVI y XVII, permitió volver a poner gradualmente en el centro de las preocupaciones la lectura y la aplicación de la Biblia. Hombres valientes emprendieron la traducción de la Biblia en idiomas hablados por el pueblo. La invención de la imprenta aceleró esta instrucción bíblica generalizada. Durante finales del siglo XIX y principios del XX, hubo otros cristianos valientes que empezaron a eliminar ciertas enseñanzas paganas de la instrucción dentro de ciertas congregaciones cristianas. Además, algunas congregaciones han emprendido la predicación de las buenas nuevas mencionadas en Mateo 24:14 hasta el día de hoy. En estos últimos días que vivimos, podemos ver la distinción entre la semilla excelente (los cristianos que se esfuerzan sinceramente por hacer la voluntad de Dios escrita en la Biblia) y la mala hierba (los cristianos que obviamente no quieren hacer la voluntad de Dios escrita en la Biblia).

Es el rey y juez Jesucristo, quien hará el juicio entre las dos categorías de cristianos, poco antes de la gran tribulación: « No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?’. Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero » (Mateo 7:21-23).

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La semilla de mostaza y la levadura escondida en la harina

« 31 Otra ilustración les propuso, diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32 la cual es, de hecho, la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la más grande de todas las legumbres, y se hace un árbol, de modo que vienen las aves del cielo y hallan albergue entre sus ramas”.

33 Otra ilustración les habló: “El reino de los cielos es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres grandes medidas de harina, hasta que toda la masa quedó fermentada” » (Mateo 13:31-33).

Antes de pasar a la explicación de las dos ilustraciones, es necesario aclarar el significado de la expresión bíblica « congregación cristiana ». Se basa en lo que está escrito en Hechos 11:26: “Fue primero en Antioquía donde a los discípulos por providencia divina se les llamó cristianos”. Según este texto, es Dios quien escogió el calificativo de “cristiano”, designando a los discípulos de Cristo. No hay absolutamente ningún texto bíblico que autorice el cambio de tal título dado por Dios, en la época de los apóstoles. Por lo tanto, las otras denominaciones humanas que reemplazan este título bíblico de cristiano, dado por Dios, no son, ni serán utilizadas en las explicaciones.

La palabra « congregación » puede significar « iglesia » o « asamblea » de cristianos. El término « iglesia », que es correcto en sí mismo, se asocia a menudo con una construcción religiosa, razón por la cual no se utiliza. La palabra « asamblea » a menudo se asocia con un gran número de discípulos, lo que no siempre es así. La palabra congregación no crea aquellas confusiones en el entendimiento, para la mayoría de los cristianos que están en diferentes iglesias. Por lo tanto, la expresión « congregación cristiana » abarca todas las iglesias cristianas que se reclaman de la membresía cristiana, independientemente de sus respectivas denominaciones religiosas. Le corresponderá al Rey y Juez Jesucristo decir la diferencia entre aquellos que hacen o no hacen la voluntad de Dios (Mateo 7:1-5,21-23).

Las dos ilustraciones de la semilla de mostaza y la levadura, explica o aclara las dos ilustraciones anteriores, del sembrador dejando caer la semilla en diferentes suelos y la semilla excelente y la mala hierba. Cuando Jesucristo dice, « el reino de los cielos es semejante », parece describir situaciones relacionadas con « el reino de los cielos ».

En estas dos ilustraciones, Jesucristo anuncia el crecimiento exponencial de la congregación cristiana, en todo el mundo. De hecho, según la profecía de Cristo, la congregación cristiana crecería desde la etapa de una pequeña semilla de mostaza, hasta un gran árbol o una gran masa fermentada de harina. Y, de hecho, a lo largo de muchos siglos, la congregación cristiana ha crecido hasta abarcar, en todo el mundo, alrededor de 2600 millones de personas, o alrededor de un tercio de la población mundial actual. Esto la convierte en la primera congregación mundial, en número de personas que reclaman el calificativo de cristiano.

***

El tesoro escondido y las perlas excelentes

« 44 ”El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que un hombre halló y escondió; y por el gozo que tiene, va y vende cuantas cosas tiene, y compra aquel campo.

45 ”Otra vez: el reino de los cielos es semejante a un comerciante viajero que buscaba perlas excelentes. 46 Al hallar una perla de gran valor, se fue y prontamente vendió todas las cosas que tenía, y la compró” (Mateo 13:44-46).

Las dos ilustraciones parecen aclarar lo que Jesucristo dijo acerca de los justos. En la ilustración de la semilla excelente, cuando concluye diciendo: « En aquel tiempo los justos resplandecerán tan brillantemente como el sol en el reino de su Padre » (Mateo 13:43). La gloria de los justos residirá en que habrán sabido poner en primer lugar las prioridades espirituales, las relacionadas con los intereses del reino: « Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios, y todas estas otras cosas les serán añadidas » (Mateo 6:33). El hombre que sabe que en un campo hay un tesoro y lo compra o él que para comprar una perla de gran valor, hace grandes sacrificios para obtenerla, son la ilustración de los cristianos, la semilla excelente, que ponen las prioridades del reino hacia su cumplimiento de la esperanza de la vida eterna.

Para ello, los discípulos de Cristo están dispuestos a hacer grandes sacrificios para el cumplimiento de su esperanza, como lo ilustra, esta vez, el apóstol Pablo, en su experiencia vivida. En la carta a los Filipenses capítulo 3, escribe que provenía de un entorno social muy privilegiado y prestigioso. Podía tener riqueza y una posición social prestigiosa. Sin embargo, renunció a aquellas riquezas temporales y prestigio por razones espirituales superiores: « Si algún otro cree que tiene base para confianza en la carne, yo con más razón: circuncidado al octavo día, de la estirpe de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo [nacido] de hebreos; respecto a ley, fariseo; respecto a celo, perseguidor de la congregación; respecto a la justicia que es por medio de ley, uno que se probó exento de culpa. No obstante, cuantas cosas eran para mí ganancias, estas las he considerado pérdida a causa del Cristo. Pues, en cuanto a eso, de veras sí considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura, a fin de ganar a Cristo y ser hallado en unión con él, teniendo, no mi propia justicia, que resulta de la ley, sino la que es mediante fe en Cristo, la justicia que proviene de Dios sobre la base de la fe, a fin de conocerlo a él y el poder de su resurrección y una participación en sus sufrimientos, sometiéndome a una muerte como la de él, para ver si de algún modo puedo alcanzar la resurrección más temprana de entre los muertos » (Filipenses 3:4-11).

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La pesca con la red barredera y los pescados seleccionados en la playa

« 47 ”Otra vez: el reino de los cielos es semejante a una red barredera bajada al mar, y que recoge peces de todo género. 48 Cuando se llenó, la sacaron sobre la playa y, sentándose, juntaron los excelentes en receptáculos, pero tiraron los que no eran apropiados. 49 Así es como será en la conclusión del sistema de cosas: saldrán los ángeles y separarán a los inicuos de entre los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes” (Mateo 13:47-50).

La ilustración representa una acción similar a la de recoger y clasificar poco antes de la gran tribulación en Mateo 13:40-43. Encontramos exactamente las mismas frases, en Mateo 13:42 y 50: « Los echarán en el horno de fuego. Allí es donde será su llanto y el crujir de sus dientes ». Así que la pesca con la red barredera es obviamente la predicación mundial de las buenas nuevas, porque Jesucristo comparó esta actividad cristiana con la pesca de humanos. Jesucristo dijo a sus apóstoles que serían pescadores de hombres: « De modo que Jesús les dijo: “Vengan en pos de mí, y haré que lleguen a ser pescadores de hombres” » (Marcos 1:17). Jesucristo dijo que esta pesca mundial tendría lugar poco antes de la gran tribulación: « Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin » (Mateo 24:14).

La selección mundial de humanos en dos grupos tendrá lugar durante el juicio muy poco antes de la gran tribulación. Así describe Jesucristo esta selección en Mateo 24, en términos muy similares a la selección de peces en la playa: “Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre. Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado, y el otro será abandonado; dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: una será llevada, y la otra será abandonada. Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor » (Mateo 24:37-42).

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La sabiduría queda probada justa por sus obras

« 16 ¿A quién compararé esta generación? Es semejante a los niñitos sentados en las plazas de mercado, que dan voces a sus compañeros de juego, 17 y dicen: ‘Les tocamos la flauta, pero no danzaron; plañimos, pero no se golpearon en desconsuelo’. 18 Correspondientemente, Juan vino sin comer ni beber, pero dicen: ‘Tiene demonio’; 19 el Hijo del hombre sí vino comiendo y bebiendo, y no obstante dicen: ‘¡Miren! Un hombre glotón y dado a beber vino, amigo de recaudadores de impuestos y pecadores’. De todos modos, la sabiduría queda probada justa por sus obras » (Mateo 11:16-19).

Jesucristo muestra que, haga lo que haga, los que se oponen a las buenas nuevas del reino siempre encontrarán una excusa para criticar. Sin embargo, más allá de esta situación dolorosa, son las obras y el tiempo, los que permiten ver dónde está la sabiduría. En el Sermón del Monte Jesucristo dijo que los discípulos serían insultados. Dijo que esta situación ha sido experimentada por muchos profetas y siervos de Dios en el pasado (Mateo 5:11,12). Es importante señalar que tanto Juan Bautista como Jesucristo, no buscaron confrontarse a los calumniadores para denunciar sus mentiras, pues confiaban que con el tiempo, siempre es la verdad y la sabiduría que triunfan sobre la mentira y la calumnia.

Para los seguidores de Cristo que están pasando por esta situación emocionalmente difícil, hay dos pasajes de las Escrituras, entre otros, que invitan a tener paciencia, mientras esperan en Jehová Dios:

« Bueno es Jehová al que espera en él, al alma que sigue buscándolo. Bueno es que uno espere, aun callado, la salvación de Jehová. Bueno le es al hombre físicamente capacitado llevar el yugo durante su juventud. Que se siente solitario y se quede callado, porque él le ha impuesto algo. Que ponga su boca en el mismísimo polvo. Quizás exista una esperanza. Que dé su mejilla al mismísimo que lo golpea. Que tenga su suficiencia de oprobio » (Lamentaciones 3:25-30).

“Pero en cuanto a mí, por Jehová me mantendré vigilante. Ciertamente mostraré una actitud de espera por el Dios de mi salvación. Mi Dios me oirá” (Miqueas 7:7).

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Porque por tus palabras serás declarado justo,

y por tus palabras serás condenado

“35 El hombre bueno, de su buen tesoro envía cosas buenas; mientras que el hombre inicuo, de su tesoro inicuo envía cosas inicuas. 36 Les digo que de todo dicho ocioso que hablen los hombres rendirán cuenta en el Día del Juicio; 37 porque por tus palabras serás declarado justo, y por tus palabras serás condenado” (Mateo 12:35-37).

Jesucristo mostró que las palabras revelan el estado del corazón simbólico del ser humano: « El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón produce lo bueno; pero el hombre inicuo produce lo que es inicuo de su tesoro inicuo; porque de la abundancia del corazón habla su boca » (Lucas 6:45).

Hablando de los once apóstoles fieles, Jesucristo había dicho que eran interiormente limpios: “Y ustedes están limpios, pero no todos”. Conocía, en efecto, al hombre que lo traicionaba. Por esto dijo: “No todos ustedes están limpios” » (Juan 13:10,11). ¿Por qué los once apóstoles eran limpios? Sencillamente, las intenciones de sus corazones eran puras. ¿Por qué Judas Iscariote no era interiormente puro? Debido a las malas intenciones de traicionar a su maestro, Jesús Cristo. Un poco más adelante en el relato de Juan 13, está escrito que Satanás « entró » en Judas (Juan 13:27). Esto no significa necesariamente que Satanás se hizo dueño del libre albedrío de Judas Iscariote, sino que se dejó llevar por sus razonamientos diabólicos para traicionar a su amo. Así, como enseñó nuevamente Jesucristo, son los malos razonamientos del corazón los que ensucian espiritualmente la persona (Mateo 15:17-19).

Cuando los discípulos de Cristo, siguiendo el ejemplo de los once fieles apóstoles, tienen un corazón limpio, con buenas intenciones, entonces, esta vez, para usar una imagen del apóstol Pablo, llevan a Cristo en sus corazones, morando en ellos: « Por causa de esto doblo mis rodillas ante el Padre, a quien toda familia en el cielo y en la tierra debe su nombre, a fin de que les conceda, según las riquezas de su gloria, que sean hechos poderosos en el hombre que son en el interior, con poder mediante el espíritu de él, que mediante la fe de ustedes el Cristo more en sus corazones con amor; para que estén arraigados y establecidos sobre el fundamento, a fin de que sean enteramente capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura y longitud y altura y profundidad, y de conocer el amor del Cristo que sobrepuja al conocimiento, para que se les llene de toda la plenitud que Dios da » (Efesios 3:14-19).

En la enseñanza sobre el buen y mal uso de la lengua, el discípulo y hermano de Jesucristo, Santiago, en el capítulo 3, escribió esto: « Así, también, la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo hace grandes alardes. ¡Miren! ¡Con cuán pequeño fuego se incendia tan grande bosque! Pues bien, la lengua es un fuego. La lengua constituye un mundo de injusticia entre nuestros miembros, porque mancha todo el cuerpo y enciende en llamas la rueda de la vida natural y es encendida en llamas por el Gehena » (Santiago 3:5,6). Según este texto, el mal uso de la lengua tiene el poder aterrador de condenar al fuego del Gehena, es decir, a una muerte sin posibilidad de resurrección, porque, escribió, « mancha todo el cuerpo y enciende en llamas la rueda de la vida natural y es encendida en llamas por el Gehena ». Entonces, para evitar un final tan dramático, debemos cultivar la sabiduría de arriba: « Pero la sabiduría de arriba es primeramente casta, luego pacífica, razonable, lista para obedecer, llena de misericordia y buenos frutos, sin hacer distinciones por parcialidad, sin ser hipócrita. Además, en cuanto al fruto de la justicia, su semilla se siembra en condiciones pacíficas para los que están haciendo la paz » (Santiago 3:17,18).

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Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese

« 24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame de continuo. 25 Porque el que quiera salvar su alma, la perderá; pero el que pierda su alma por causa de mí, la hallará. 26 Porque ¿de qué provecho le será al hombre si gana todo el mundo, pero lo paga con perder su alma?, o ¿qué dará el hombre en cambio por su alma? 27 Porque el Hijo del hombre está destinado a venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su comportamiento » » (Mateo 16:24-27).

Es un punto de enseñanza menos conocido, la negación del uno mismo o de nuestro ego, para el beneficio de Cristo. Con esta afirmación hace entender a sus discípulos que inevitablemente, en algún momento de su ministerio, tendrán que elegir entre sus intereses personales y los intereses de Cristo. El discípulo debe estar dispuesto a negarse a sí mismo, hasta el punto de aceptar dar su vida por Cristo (el que pierda su alma por causa de mí), para luego serle restituida, en la resurrección de los justos (la hallará) ( Juan 5:28,29). Sin embargo, el discípulo de Cristo, que temería la muerte, hasta el punto de querer mantenerse vivo a costa de un serio compromiso, perdería definitivamente toda esperanza de vida eterna (Porque el que quiera salvar su alma, la perderá).

Se repite la misma enseñanza, esta vez desde el ángulo del amor a Cristo y del amor natural a los propios familiares: “No piensen que vine a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. Porque vine a causar división, y estará el hombre contra su padre, y la hija contra su madre, y la esposa joven contra su suegra. Realmente, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa. El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí; y el que le tiene mayor cariño a hijo o a hija que a mí no es digno de mí. Y cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí no es digno de mí. El que halle su alma la perderá, y el que pierda su alma por causa de mí la hallará » (Mateo 10:34-39).

En el texto, Jesucristo explica que su enseñanza provocaría inevitablemente en muchas familias rupturas, divisiones que pondrían a prueba la fe de los discípulos de Cristo. Jesucristo deja en claro que sus seguidores no deben ceder ante el chantaje emocional de otros familiares incrédulos. Deben anteponer el amor a Cristo, al amor a los miembros de su propia familia, sin hacer concesiones como la de renunciar a seguir los pasos de Cristo, con todas las pruebas que ello conlleva: « De hecho, ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención » (1 Pedro 2:21). Jesucristo también repite el punto de enseñanza reconfortante de que el valor de los seguidores de Cristo será recompensado con la vida eterna (Juan 17:3).

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Dejen a los niñitos que vengan a mí

“13 Entonces le fueron traídos unos niñitos, para que pusiera las manos sobre ellos y dijera oración; mas los discípulos los corrigieron. 14 Sin embargo, Jesús dijo: “Dejen a los niñitos en paz, y cesen de impedir que vengan a mí, porque el reino de los cielos pertenece a los que son así”. 15 Y puso las manos sobre ellos, y se fue de allí” (Mateo 19:13-15).

¿Por qué los discípulos impedían que los padres con sus hijos se acercaran a Jesucristo, para que los bendijeran? Probablemente pensaban que Jesucristo, pocos días antes de su muerte a Jerusalén, estaba demasiado preocupado para probablemente tener que « soportar » (según los apóstoles), la presencia de niños entusiastas, llenos de alegría y quizás ruidosos. Dos relatos paralelos indican que a Jesucristo probablemente le molestó la severidad de los apóstoles al impedir que los niños se le acercaran (Marcos 10:13-15; Lucas 18:15-17). ¿Cómo entender que el reino de los cielos pertenece a los que son así? Cabe aclarar que Jesucristo no fomentó la puerilidad o infantilización de las congregaciones cristianas o de los pueblos en general. El apóstol Pablo escribió que los discípulos deben alcanzar la madurez espiritual (Hebreos 6:1).

Fue con una pregunta con la cual Jesucristo aclaró el significado de su enseñanza acerca de los niños y del reino de los cielos: « En aquella hora se acercaron los discípulos a Jesús y dijeron: “¿Quién, realmente, es mayor en el reino de los cielos?”. De modo que, llamando a sí a un niñito, lo puso en medio de ellos y dijo: “Verdaderamente les digo: A menos que ustedes se vuelvan y lleguen a ser como niñitos, de ninguna manera entrarán en el reino de los cielos. Por eso, cualquiera que se humille como este niñito, es el mayor en el reino de los cielos; y cualquiera que reciba a un niñito como este sobre la base de mi nombre, a mí también me recibe. Pero cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y que lo hundan en alta mar » (Mateo 18:1-6).

Jesucristo a menudo asociaba al « niño pequeño » con la humildad, modestia y el despreocuparse por atraer la atención de los demás hacia sí mismo. Jesucristo dijo que su Padre Celestial, Jehová Dios, revela el significado de su pensamiento a los « pequeños », es decir a los humildes: « Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos » (Mateo 11:25). Jesucristo indica que para llegar a ser como ellos, debemos « volvernos », es decir, cambiar drásticamente y por completo nuestros patrones mentales que consisten en poner nuestro ego en primer lugar. Después de darse cuenta de esta necesidad de cambar y hacerlo, Jesucristo indica que debemos volvernos humildes como niños, ser humildes de manera auténtica.

El relato indica que Jesucristo se indignó por la forma en que sus apóstoles trataban a los niños entusiastas que se acercaban a él para ser bendecidos, al impedirles el paso. Este simple dato es un mensaje sencillo y firme para aquellos que actualmente están dañando a los niños alrededor del mundo: « Pero cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y que lo hundan en alta mar » (Mateo 18:6). ¿Cómo sería eso más ventajoso para alguien que se ahogara en el fondo del mar con una piedra de molino atada al cuello, que para alguien que atacara a un niño o a niños? La respuesta más lógica parece ser esta: los primeros serían resucitados en el momento de la resurrección general de los justos y los injustos (Hechos 24:15). Mientras que el homicida de niños, el pedófilo o pederasta, el traficante de órganos humanos, el mercader asesino* de productos químicos, que experimenta con ellos, en orfanatos de países con poca consideración por la protección infantil, todos aquellos humanos animales, que se aprovechan de los niños, no resucitarán después de ser destruidos en la gran tribulación (1 Corintios 2:14 « hombre físico (animális) »; (Mateo 24:21 « gran tribulación »).

*En Isaías 5:20 está escrito: “¡Ay de los que dicen que lo bueno es malo y que lo malo es bueno, de los que presentan la oscuridad como si fuera luz y la luz como si fuera oscuridad, de los que hacen pasar lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! ». Este texto describe con mucha precisión las perversas y demoníacas inversiones de valores de aquellos ingenieros de la mentira y la manipulación homicida (Juan 8:44). Aquellos pastores apacentadores de sí mismos, han prohibido a los médicos tratar a los ancianos con moléculas baratas. Después aquellos mismos pastores apacentadores de sí mismos, han pedido a los niños de arriesgar su propia salud, hasta su propia vida, por no arriesgar la vida de los adultos. Aquellos mismos pastores apacentadores de sí mismos, han pedido a los niños de arriesgar su propia salud, incluso su vida, por los adultos cuando debería ser, al contrario, es decir, que son los adultos los que deberían estar dispuestos a arriesgar su vida por los niños, que representan el futuro de la humanidad… 

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Paguen a César las cosas de César,

pero a Dios las cosas de Dios

“20 Y, después de observarlo detenidamente, enviaron hombres a quienes habían contratado secretamente para que se fingieran justos, a fin de sorprenderlo en su habla, para así entregarlo al gobierno y a la autoridad del gobernador. 21 Y le interrogaron, diciendo: “Maestro, sabemos que hablas y enseñas correctamente y no muestras parcialidad, sino que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad: 22 ¿Nos es lícito pagar impuesto a César, o no?”. 23 Pero él echó de ver su astucia, y les dijo: 24 “Muéstrenme un denario. ¿De quién es la imagen e inscripción que tiene?”. Ellos dijeron: “De César”. 25 Él les dijo: “Sin falta, entonces, paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios”. 26 Pues bien, no pudieron sorprenderlo en este dicho delante del pueblo, pero, asombrados de su respuesta, no dijeron nada” (Lucas 20:20-26).

Jesucristo dijo que devolviéramos al César lo que le pertenece y a Dios lo que es de Dios (Lucas 20:25). El cristiano que da al César lo que es del César, tiene una actitud respetuosa hacia las autoridades establecidas de su país. En 1 Pedro 2:17 dice temer a Dios y honrar al rey. Según el contexto, el rey es el depositario de la autoridad del país sobre el que reina. El apóstol Pablo, en la carta a los Romanos (13,1-7), anima a todos los cristianos a respetar a los gobiernos y a sus representantes, ya sean reyes, príncipes, presidentes, ministros, diputados… Este pasaje muestra que debemos respetar a los que tienen la autoridad para hacer cumplir la ley, a saber, la policía, el ejército en algunos países, los jueces, los fiscales y diversos representantes de las administraciones, como, por ejemplo, maestros, profesores, directores, inspectores de hacienda… Dicho esto, Jesucristo añadió que debemos devolver lo que es de Dios a Dios. Lo que pertenece a Dios es la vida que Él nos ha dado. Por ejemplo, nuestro cuerpo nos pertenece y pertenece a Dios, por lo tanto, el estado no puede actuar como si fuera su dueño. como dijo el apóstol Pedro ante un tribunal: “Debemos obedecer a Dios, en su calidad de cabeza, antes que a los hombres” (Hechos 5:29).

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Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera

« En aquella ocasión Jesús tomó la palabra y dijo: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos. 26Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera aprobada por ti. 27Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre, y nadie conoce plenamente al Hijo sino el Padre, ni conoce nadie plenamente al Padre sino el Hijo, y cualquiera a quien el Hijo quiera revelarlo. 28Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. 29Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. 30Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera” » (Mateo 11:25-30).

Jesucristo ama profundamente al género humano, a la humanidad, lo demostró dando su vida para poder redimirla (Juan 3:16). En la tierra, él fue el reflejo completo del amor de Dios (1 Juan 4:8). Amaba a la gente, era amado por la gente y se mezclaba con el pueblo. Poco antes de la curación de una mujer, esto es lo que podemos leer: “Mientras Jesús iba, las muchedumbres lo apretaban. (…) Pedro dijo: “Instructor, las muchedumbres te cercan y te oprimen estrechamente” (Lc 8,42,45). Lamentaba el estado de abandono espiritual del pueblo por parte de la clase dirigente que habría tenido que dar una guía espiritual: « Al ver las muchedumbres, se compadeció de ellas, porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor » (Mateo 9:36). No vacilaba en asociarse con personas marginadas, con el fin de guiarlas al camino recto de Dios (Lc 7, 36-50; 15, 1-10). Mientras defendía al pueblo, no dudó en denunciar el comportamiento hipócrita y despiadado de la clase de los escribas y los fariseos (Mateo 23).

Jesucristo había dicho que seguirlo como discípulo causaría pruebas y una necesidad de abnegación: « Y cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí no es digno de mí » (Mateo 10:38). Por eso, cuando dijo que su yugo era suave y su carga ligera, es en relación a cómo Jesucristo ejerce su autoridad. Primero, Jesucristo enseña la verdad que libera de la mentira humana: « Conocerán la verdad, y la verdad los libertará » (Juan 8:32). Aquella libertad radica también en la capacidad de percibir la verdad bíblica, por uno mismo, meditando lo aprendido. Jesucristo enseñó a sus discípulos a tener esta capacidad de reflexionar, en el amplísimo espacio del conocimiento de Dios, basado en la verdad. La frase “¿Qué te parece?”, es una invitación a hacerse su propia opinión o revisarla con base a la sabiduría del pensamiento de Dios (Mateo 16:13; 17:25; Romanos 11:33,34; 1 Corintios 2 :16).

Jesucristo tuvo en cuenta los sentimientos de sus apóstoles y discípulos. Poco antes tuvo que revelarles que iba a morir en Jerusalén (Mateo 16:21). Soportó las faltas repetitivas de sus apóstoles, quienes regularmente discutían sobre quién era el mayor entre ellos (Marcos 9:33-37; Lucas 9:46-48; 22:24-27; Juan 13:14). Hay un texto profético acerca de Cristo que resume muy bien y vívidamente la misericordia y la compasión que mostró durante su ministerio terrestre hacia las personas de condición humilde: « ¡Mira! ¡Mi siervo, a quien tengo firmemente asido! ¡Mi escogido, a quien mi alma ha aprobado! He puesto mi espíritu en él. Justicia para las naciones es lo que él sacará. No clamará ni levantará la voz, y en la calle no dejará oír su voz. No romperá ninguna caña quebrantada; y en cuanto a una mecha de lino de disminuido resplandor, no la extinguirá. En apego a la verdad sacará la justicia. Él no disminuirá en resplandor ni será quebrantado hasta que establezca la justicia en la tierra misma; y las islas mismas seguirán esperando su ley » (Isaías 42:1-4). Así podemos comprender mejor por qué el yugo de Cristo es suave y su carga ligera de llevar.

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Alcanzando la madurez espiritual (Hebreos 6:1)

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